viernes, 17 de noviembre de 2017

It.

Eso.
Me dan ganas de visitar un lugar que está lejos.
Un lugar que me abrece,
que me quiera entender, desentrenar,
desenredar.

Uno que me de frío en todas sus partes,
sin rayos de sol,
lluvia.
Espanto.

Me dan ganas de desvestir mis ganas,
de cumplirlas,
de visitar un lugar que esté lejos.

Eso.






















Lunas noches.

martes, 14 de noviembre de 2017

Vuel(t)a.

Sé que he tenido esto abandonado durante demasiado tiempo.
Eso es buena señal, quiere decir que me expreso de otras maneras, con personas, sin necesidades sin cubrir.

Vuelvo porque me apetece, no porque lo anterior haya cambiado.
Vuelo de mi zona de confort, de tu cama.
De tu lado.

El amor es aquello que se aleja mientras lo racionamos.
No tiene razón, solo se siente y no te deja sentarte.

Porque vuelas.


Ahora que pienso más y me lo pienso menos, tengo ganas de diciembre.

De acordarme de los que ya no están, con una sonrisa en la cara.
Sabrán que estoy bien, seremos felices.
Caeremos en bares pero nos levantaremos
con más de 7 cicatrices.

Te miro porque tú ya eres una de ellas.
No dueles.
Solo pienso:
"Ojalá que vueles
y no te estrelles, guapa."














Lunas noches.

lunes, 18 de septiembre de 2017

No soy un paladín.

La gente que creer conocerme tiene la mala costumbre de decir que soy un paladín.
Una persona que persigue la luz, cuasi santificada, como si no tuviera defectos.
Y sí que los tengo.

Me considero una persona seria.
No toda mi vida he sido así.
Ya sabéis, los palos que todos nos hemos llevado.

Detesto a las personas que no aman a los animales.
Tiendo a ser asocial.
No me gusta conocer gente nueva si sé que no la voy a volver a ver en mi vida, o será la primera de tres veces que la vea.
Me da pereza casi todo en esta vida.
Fuera del ámbito educacional, detesto que haya niños a mi alrededor.
Me asombra lo poco que se han preocupado de mi comparado con lo que yo me he preocupado por los demás.
Me callo cosas que debería decir.
Me quiero alejar de casi todo lo que quiero cuando digo que me quiero ir a vivir al extranjero.
Detesto la vaguedad ajena, cuando yo soy el primero.

Nunca he dicho ser un santo.

Suspiro al ver pasar un culo, una cara, un pelo, que me recuerde a ella.
No soporto estar lejos de los que más quiero.
Soy un esclavo del tiempo.
Soy tremendamente impaciente.
La impuntualidad sería una razón para dejar de hablar hasta con mi familia.
No merezco a ninguna de las personas que me quieren o han querido.
Soy tremendamente impulsivo para con mis sentimientos.
Detesto a niveles estratosféricos que se pongan a llorar delante mía por alguna discusión.
Por ende, me falta asertividad.

Como he dicho, no soy un paladín.
Yo no busco el camino a la luz, ni quiero salir de esta, mi oscuridad.
Sí, también defiendo a capa y espada que no soy oscuro.
Solo yo tengo derecho al disfrute de esa parte de mi alma.

Nada provechoso, como veis, tenerme cerca.

A los que abrazáis mi oscuridad,
gracias.

A la persona que me quiera conocer ahora mismo,
no, gracias.

















Lunas noches.

viernes, 15 de septiembre de 2017

Matarte, en parte. (Luces comestibles, PT.3)

"Recuerdo a Benedetti en sus pupilas."

Penúltima frase que escuchamos en aquel habitáculo, donde convivían mis dudas y las tuyas.

Hablando de dudas,
¿por dónde te quedaste?

Ah, sí.
Te reclinaste.

Pretendías cazar, y acabaste muriendo.

Aquí me hallo,
inventándote,
mientras pienso:
ojalá y te estuviera bebiendo.

Una pena que no se pueda ahora mismo.

De ser así,
te iba a faltar líquido para darme.
Líquido que derrame las inseguridades,
las calamidades,
de una cabeza enamorada de la serendipia,
de lo sempiterno.

Te revivo.

Te quito lo poco malo que te queda
para masticarlo,
tragarlo.

Lamerlo.

Aunque es difícil lamer el humo,
el que no deja ver
la capa de mordiscos
que me quedan por darle
a tu piel.

Podría acabar aquí y suicidarme,
pero... duele pensar lo que me voy a perder.

Perderme en esos ojos idiotas.
Esa boca chulesca.
Ese cuello del que quisiera tirar
y no dejar ni respirar.

Ni pensar en tus lunares,
aquellos que se esconden de tu corazón.
Algo saben para no querer estar cerca.
Algo desconocen para no abrazar su verja.

Hoy traigo pinzas, como he dicho,
para arrancar lo malo que tengas.

Y así va a estar Granada,
rogando,
llorando,
gritando,

hasta

que



vengas.
















viernes, 21 de julio de 2017

Cúrame las penas.

No son ni las 6 y ya voy borracho.

Ella me dice que me siente,
que coma algo,
que me quiere, que no miente.

Y yo, perro obediente.

Triste.

Con ganas de comerte.
Con ganas de perderse.

Con ganas de ladrarse.

Con ganas de matarse.




Hoy no hay lunas noches.

No es hoy.

Son ganas de matarse por no haberte tenido nunca.
Por no sentirte desde hace demasiado tiempo.












L.

domingo, 9 de julio de 2017

Inspiración de tarde, de DevorArte.

"No me mires cuando mire sin mirarte entre los poros,
de tu piel de terciopelo,
de la curva de tus fauces."

Esas que hacen que mi piel sangre,
mi alma aúlle,
y quiera devorarte
cada una de tus partes.

Llenar miradas tuyas mientras no me miras,
trazar un signo del zodiaco inventado en los lunares de tu espalda,
comerme los padrastros de infancias aborrecidas,
ponerme los zapatos que me lleven hasta el volante de tu falda.

Mi cama vacía te reclama,
quiere ser la única que te muerda,
que te lama, hacer porno,
con todos y cada uno de los complejos que te surjan,
mirar con desprecio a la puerta, mientras se rompe el pomo.

Porque nos gusta estar con quien estamos,
pero más nos gusta estar
con quien más somos.










Lunas y algecireñas noches. L.

domingo, 11 de junio de 2017

Mis salidas.

Hoy, al salir de las prácticas, me ha pasado algo bastante curioso e inusual.
Se me perdieron los auriculares hace no mucho, junto con mis ganas de ladrar.
He tenido que coger unos grandes, de los que tienen felpa,
de los que hacen que me tenga cerca.

Pues bien, iba escuchando música, absorto completamente, cuando de repente,
apareces en mi cabeza.

Aparece tu pelo, el cual me hace apretar,
aparece tu mano enredándose con la mía,
aparecen tus piernas, las cuales son mucho más bonitas de lo que te imaginas.

Y sonrío.

Miro a mi alrededor.
Hay gente.
Me tomarán por loco, me supongo.

Me da bastante igual.

Acabo de imaginarte a mi lado, enseñándote Londres,
con el sol de acompañante,
esperando el bus en alguna parada,
mientras un chiste oculta lo que me enseñaste.

Me enseñaste a empezar de cero,
a solamente ver lo bello.

Me enseñaste las salidas
a este mundo,
falto de cardenales
cerca



del cuello.














Lunas noches.

sábado, 10 de junio de 2017

Ser poeta.

"Ser poeta no es una ambición mía. Es mi manera de estar solo."

No me considero poeta, escritor o algún sucedáneo.
Escribo por y para mi desde que tengo conciencia.

He escrito sobre alguien, pensando en personas concretas, pero siempre por y para mí.

Escribo para sentirme mejor, para recuperarme de un mal momento,
para regocijarme en uno bueno.

Escribo para alimentar esos 27 gramos de mi cuerpo.

Ser poeta es eso, cuidar lo intangible.
Ejemplos de poetas/poetisas:

- Una madre que se sienta por primera vez en todo el día y le quedan palabras bonitas para la gente que quiere.
- Un maestro que, por muy cansado que esté, se entregue en cuerpo y alma a la enseñanza.
- Un padre cansado del amor, asqueado de los hijos, que sonríe al llegar del trabajo por tenerlos a su lado.
- Un payaso sonriendo mientras se acuerda de aquella vez que se le explotó una ilusión como si fuera uno de sus globos.

No somos más que eso.
Payasos que hacen reír a los que les rodean para que esa burbuja se mantenga.

La verdad es que no he visto mayor poeta que
el que consigue
poner triste a miles de payasos
con un verso,
adornado por el pelo de un recuerdo
jamás vivido.








Lunas noches.

miércoles, 7 de junio de 2017

Amor de mis amores.

Pienso firmemente que, cuando uno desea algo con todas sus fuerzas, el universo conspira para conseguirlo.

Eso es lo que pretendo hacer con usted.
Conspirar.

Respirar juntos, que sea algo bonito y, a la vez, desolado.

No hablo de necesitarte.
Hablo de que prefiero una noche contigo que 31 sin ti.
Prefiero tomarme una cerveza a la luz de tus ojos.
Prefiero saltar desde tus rodillas hasta que digas "para de besarme".

Eso es.

Prefiero preferirte que necesitarte.


Pero últimamente, prefiero ser egoísta.
Tenerte cerca aunque conlleve secuestrar tu vida,
tu risa.

Sin prisa.


Quiero oír que me mandas tus hondas desde bien cerca,
con ganas de morder.

Que te quites todos y cada uno de tus pendientes,
ya que poca gente sabe que ahí es cuando estás completamente desnuda.

Que te duches cada vez que te apetezca conmigo.
Solo conmigo.

Te dije que hoy estaba egoísta.

Tumbado con los apuntes en mi pecho,
prefiriendo que fueras tú y tu pelo.
Estás lejos y, la verdad,
no sabes lo que te pierdes.

Yo sí que lo sé,
por eso sentencio.

Amor de mis amores, qué razón que tienes.















Lunas noches.

jueves, 25 de mayo de 2017

¿Qué es la poesía?

Esta entrada la tengo pendiente desde hace más de un año.
Las ganas de escribirla se habían enterrado en cenizas de felicidad y leña de misantropía.
Hace poco, tuve la grandísima suerte de ver recitar a poetas y poetisas, a escritoras waifus y cantantes clandestinos.
Hoy, por fin, voy a deciros lo que es la poesía.
(Para mí, está claro.)

- Pero hijo, de la poesía no se come. Cuando abres la nevera, si hay solo poesía, mueres de hambre.

Esto me decía mi padre cuando tan solo tenía 8 años y quería ser poeta.
Pero poeta de profesión.
De corazón.
Qué digo, ¿se puede ser poeta sin que sea de esta manera?


Me metieron en la cabeza que debía ser algo importante, como un médico.
Yo, por dar la lata, decía que me interesaba ser ginecólogo.

Y mira, hago las veces de poeta por aquí y de ginecólogo con quien quiere ver mi consulta derruida.

Ojalá haber sido poeta.


La poesía no es comida, pero da un aliento al alma.
Eso es.
Para mí,
la poesía es lo que alimenta el alma.
Lo que hace que se mueva,
que viva.
Es una parte de nuestro cuerpo que pesa muy poco.
Por eso nos olvidamos de darle de comer.

Menos mal que existe la poesía.
Existe en las risas,
los buenos momentos,
los malos, que hacen que resurjamos aún más fuertes cual ave fénix.

Y tenemos que aceptarlo.

Las cosas importantes se dicen entre risas,
entre llantos,
sin querer,
queriendo bien
y, sobre todo,
haciendo poesía
con las comisuras
de todos y cada uno
de

tus


labios.












Lunas noches.

martes, 23 de mayo de 2017

Rotura necesaria.

Estos últimos días estoy especialmente mal de salud.
Creo que es porque cada uno mira por lo suyo, incluyéndome yo mismo, que estoy deseando verle.
Lo que es mío es las ganas de verle.
Ella es libre. Es lo más bonito que puede tener.

Bueno, empiezo.


Sentado en un parque, pasando calor, esperaba que su falda se sentara encima mía.
Hace tiempo que no pienso en sus volantes,
aquellos que, de un giro, hacen que salte el airbag de mi timidez.

Me quito los coleteros de la mano derecha.
Sudo demasiado.
Pienso que no soy apropiado.

Apropiado para verla y besarla.


De repente, llega.
Tan guapa como siempre.
Tan seria como nunca.

Se me pega su expresión y... ocurre.


"No te quiero."

Se acabaron las miradas.

De los apretones de manos,
ya no queda absolutamente nada.

Nunca más tocaré sus bragas mojadas.

Entendía por qué lo hacía.
No somos suficiente para nadie. O somos insuficiente, o más que sobresaliente.

Nunca,
nunca suficiente.


Después de aquello, me levanto del asiento para llamar a la calma.
Tenía que aceptar que ella no iba a ser más quien me salva.

Me salva de las noches de música electrónica,
de fumarme un cigarro cuando me aburro,
de rascarme si mi espalda lo necesita,
de tener que impresionarla poniendo una expresión de tipo duro.

Que no dependamos de la felicidad de otro para obtener la propia,
pero
qué le hacemos
si nos tenemos que recomponer cada vez que nos tocan
cada vez que nos rompan
y lo más importante,
cada vez
que
nos



coman.










Lunas noches.

domingo, 14 de mayo de 2017

Sastre.

Tirado en la cama, pensando sin pensar,
estando sin querer estar,
se dio cuenta de que perdía el tiempo.

Se acordaba de tus manos,
de cuanto mides.

Se acordaba de tus labios,
de cómo gimes.

Se acordaba de su madre patria,
de las luces que tienes por ojos.

También se acordó de la magia
de tus tacones rojos.

Se acordaba de cómo eres,
como si el tiempo estuviera loco.

Entonces comprendió que la vida no era pasar los dedos
por ese bajo sin cuidados
que no tiene quien le toque un traste.

Mírate, tan guapa, tan elegante.

Y yo
prácticamente
hecho

un


desastre.











Lunas noches.


viernes, 12 de mayo de 2017

Distacia de seguridad.

Cuando me estaba sacando el carnet de conducir, mi profesor golpeaba con el nudillo de su dedo corazón la ventana que tenía a su derecha y decía:
"Distancia de seguridad."

Esa expresión la necesitamos oír todos, sea cual sea nuestra situación actual.

La distancia de seguridad no es más que los metros que se deben dejar entre un objeto y otro para que no pase algo malo.
Por ejemplo, en la época de la peste, los médicos llevaban una máscara con una nariz larga.
Esta nariz marcaba la distancia mínima que debían de dejar con los enfermos para no contagiarse.

Porque claro, distancias mínimas siempre hay.
Pero, ¿y las máximas?

De eso vengo a hablar.

Las distancias siempre se miden en mínimas,
cuando una mínima distancia
puede ser fatídica.

Una distancia máxima no quiere ni pretende ser calculada.

¿Quién quiere calcular lo más lejos que puede estar de algo/alguien?

Qué va.
Queremos retar a los dioses,
mirarles a la cara y reírnos de ellos.

Follar es maltratar a la muerte.
Ahí se siente vulnerable
porque sabe que las distancias
son negativas.


Viajar no es otra cosa que tragarse las distancias,
siempre con seguridad.

Eres y serás mi cinturón mientras quieras serlo,
serás la dueña de mi acelerador
y la que pise más mi freno.

En conclusión de esta noche de escritura,

Hay que verse mucho más
y

escribirse






menos.











Lunas noches.

Extremo.

Heladora; dolorosa y excitante.

Así te siento.´
Así me siento.

Llevo un tiempo en un bucle de estados.

Desolación, seguido de euforia, terminando en latencia.

Me sitúo en el extremo de tus cuchillos,
aquellos que detestas compartir.
Aquellos que amas más que a un pequeño ser.

Por ejemplo, arañas.

Arañas mi piel.
La que no está tatuada.
La que poca gente ve.

Y duele.

Siempre he pensado que si alguien te duele, es porque es importante.
Lo importante es que te sane.
Te repare.
Te prepare.

Para lo que viene de su parte,
de la mía propia.
De apartarte el pelo,
para poder morder mucho más a placer.

Lo que escribo puede parecer triste,
pero mucho más lejos de la realidad no puede estar.

Estoy pleno cuando te escucho,
cuando te hablo,
cuando me callo.

Me callo por necesidad,
por ambigüedad.

Por cada una de las cosas
que no te digo,
pero que, sin duda,
forman parte de

mi extrema

de
bi
li
dad.










Lunas noches.

miércoles, 3 de mayo de 2017

Causa.

"Toda acción tiene una reacción igual y opuesta."

Allí estaba ella, con una camisa que usaba como pijama,
un reloj sin pilas,
y toda despeinada.

Miraba a su muñeca y comprobaba.
Efectivamente,
se hallaba encadenada.

Grilletes de tiempo,
de miedo,
de titubeos.

Casi tenía treinta años, unas ojeras enormes,
un montón de trapos
en un armario de roble.

Quería quererse bien,
quería portarse mal,
quería un café y un buen libro
para soportar el vendaval.

Quería una causa por la que luchar,
por la que llorar
por la que mirarse por dentro sin que le dijeran "qué tal".

Quería que él llegara de trabajar
y se vieran en un espejo imperfecto,
ya que estar juntos era

su causa

y



afecto.











Lunas noches.

martes, 2 de mayo de 2017

Lo moralmente correcto.

Las noches en las que pienso no me gustan para nada, la que más me echa de menos es mi almohada.

Hoy hemos comparado la dificultad de iniciar una relación con la altura de una valla, la cual debías imaginar.
La altura de mi valla dependía de la calidad de lo que había detrás. A decir verdad, pensaba en ti cuando me lo planteaba y no sé que tipo de valla me impondría.
¡Qué digo! Claro que lo sé. Eres la valla más alta que he visto en mi vida.
Y lo curioso es que tengo pensadas mil maneras de pasarla.

Me han llamado mono-temático y no es a propósito, es lo que mi mente crea... nah', mono-temático no... adicto al veneno que corre por cada uno de tus dedos,
puede.

Te miro, sonríes y sonrío:
- No me gusta para nada tu mirada.
- Eres demasiado predecible, puedo leerte la mente. Puede que vuelvas a casa con la boca azul porque destiño.
- Yo me conformo con que sonrías como el gato de cheshire.
- Consigues cada cosa que te propones conmigo.
- Al final acabaré siendo un lunático.
- ¿Por qué dices eso?
- Porque acabaré paseando en tus lunares.

Nada de ese diálogo pasa, porque es lo moralmente correcto. Que algo así no pase es lo correcto... en ese momento, solo miramos a cada lado para disimular esa conversación que, en algún lugar, o eso espero, de nuestras "otras vidas" se está produciendo.

Voy a vivir lo incorrecto cada segundo que pueda tocarte la mano.

Porque, sinceramente,
odio lo correcto.

Lo que sí me gusta
es cada poro
de
tu
cuerpo.













Lunas noches.

jueves, 27 de abril de 2017

First attempt.

Now I'm sad.

I miss my childhood and the people from back then who aren't in my life anymore, missing the days before my relationship with my family fell apart.

Now I'm an adult and those days are just hazy memories that I cling to.

Now I can't do what I want.
If I could done all the things that I want to do...

Oh, god.
I want to go home.

And my home is a blonde girl who could be my girl.

My park,
my favorite place ever.

My animal.

Please, be careful with my memories.
They are made of leather.

And this
can get mad
to

a

Lannister.












Moons nights. L.

martes, 25 de abril de 2017

Complejos.

Acabo de hablar de complejos y me ha venido la inspiración.

Tener complejos es normal.
Yo mismo tengo muchísimos.

Son debilidades que estoy dispuesto a decirte.
Pero también son muros que impiden que sea yo,
más yo que de costumbre.

A eso, súmale lo que me da vergüenza.



Recuerdo la primera vez que me acosté contigo.
Estaba muy nervioso, como de costumbre.
Estaba con ganas de ir lento,
de besar tu pecho,
de tirar tu pelo.

Unas manos tapan parte de tu cuerpo.
Y no sabes el coraje que me dio que no fueran las mías.

Si puedes, hazme un favor.

Quiérete más,
siéntete orgullosa de tu cuerpo.

Así yo podré echarte
mucho más

de

menos.










Lunas noches.

Ganas.

Palabra que me hace pensar en lo mucho que me arrepiento.

Me arrepiento de no haberte conocido antes,
de no haberte sabido querer desde el principio del principio.

También de todos los bocados que no te he dado,
de todos los lugares de donde vengo
y tengo

un piso no muy alto, céntrico, con un gran ventanal, que deseo compartir contigo.

Tengo ganas de lamerte las heridas que no alcanzas a lamerte tú.
Ganas de abrazarte y no soltarte.
Ganas...
de perdernos.

Pienso que cada vez que perdemos, ganamos algo.
Siempre y cuando perdamos juntos.
Las vergüenzas, los fetiches, los complejos.

Complejo de sombrerero que tiende a perder la cabeza por algún beso tuyo.
Servirte el desayuno,
matarte
a
cada
segundo.












Lunas noches. L.

jueves, 6 de abril de 2017

Noche triste.

No lo recuerdo tan bien como me gustaría.

Acabo de verla allí,
donde nunca debería estar.

Recuerdo su olor cuando le tocaba.

Cómo solía hablar conmigo.

Duele tanto ahora...

¿Cómo pude perder tanto tiempo con gente que no lo merecía,
pudiéndolo haberlo gastado a tu lado?

Todo ese tiempo que gasté... fue simplemente inútil.
Siento que ya no quiero vivir más.












Sálvame.









Lunas noches.

miércoles, 5 de abril de 2017

Ni soy ni quiero.

Hoy, ni soy ni quiero ser tu amigo.
Ha sido una tarde rara.
Día soleado, falda de volantes.

No sé si hay salvación, o es que no me la quieres dar.
Espero tus brazos como mi quitamiedos particular.


De hecho, me coges de un brazo.
Me paralizo.
Son ganas de besarte los besos.
De que tus piernas me sirvan como flotador para que no me hunda jamás.

Me llevas a un sitio mucho mejor del que yo te he llevado.
Fascinado, por ti, que no por el sitio, una gata refleja lo que quiero.
Rozarte las manos.
Tu espalda.
El corazón.

Espero con ganas que la luz de un faro alumbre tu cara.
Quiero verte. Sí, otra vez. Una y otra vez, para ser sincero.
Abrazarte.
Leerte.
Perderme.
Perdernos.
Malditos lunares tuyos
Maldita tu voz.
Maldito pelo largo como una noche sin ti.
Malditos ojos tan grandes como lunas, joder.
No quiero no estar a tu lado.
Me voy ya.
Entiéndeme.
Me duele la piel de echarte de menos.
Y eso que ni te he tocado.


domingo, 2 de abril de 2017

Solo quiero que tus rodillas se besen.

Trato de no pensar en lo que me acaban de decir,
trato de ponerme la máscara recomendada para que no se note.
"No llores", me digo mientras pienso en la suerte que tengo de estar allí.
De estar donde quiero y con quien quiero estar.
De estar.

Te debo una entrada.
Te debo más de una lágrima.
Y espero encantado el momento de que lleguen.
Mientras, deberás esperar.




La máscara se funde entre alcohol, caricias y "te quiero's" con la mirada.
Se funde para dejar paso a buenos momentos,
momentos que merecen la pena y la alegría de ser vividos.

De ser mordidos.

Te cojo de la mano y me pierdo contigo.
Me encuentro mejor que nunca.
Te tiro del vestido.

Te digo:
- Vamos al servicio.

Me giro. No queremos que haya testigos.
Nos lo ponen fácil. Velas y pestillo.
Empiezo a quererte y tu reflejo me da una idea.

Quiero que te veas como yo te veo.
Riendo, gimiendo, temblando.

Me persigue el recuerdo de tus converse retorciéndose mientras mis dedos dibujan lo que mi lengua quiere hacerte.

Trato de rematarlo, pero el sitio no permite respetarnos.
Al salir nos pilla el guarda.

Menos mal que no se enfada.

Escuchar Andrés Suárez es como volver a besarte y llevo seis horas
tocándome los labios.
No sé si me duele más no estar a tu lado
o las manos de esperarte,
dándoselo todo a un calendario caduco y caducado.

Menos mal que en 5 días estoy abrazando
cada uno de tus pétalos,
mientras tus piernas me susurran:
"Para

que me estás

matando."












Lunas noches.


sábado, 25 de marzo de 2017

La última vez.

Me imagino en el norte de Inglaterra.

Me imagino en una barca,
en mitad del mar.

Sin sentir nada malo.
Ni tampoco nada bueno.

Creyéndome en el derecho de elegir cómo morir,
cómo vivir,
cómo existir.

Me imagino de la mano de una chica con el pelo azul,
con los ojos amarillos
y las piernas moradas.

Moradas de la cantidad de mordiscos que le ha dado algún desalmado.

Me imagino exactamente así,
sin alma.

Sin esos 27 gramos que nos diferencian de los monstruos.

Me imagino cerrando los ojos,
recibiendo lo que me ofrece aquella tierra.

Diciéndote y diciéndome un par de cosas.

Pudiste besarme y escogiste la magia.
Mis demonios son mis mejores amigos.
Alejarme sin ti se convierte en querer volver.
Me acojonan tus ojos de mar.

Me acojonan las últimas veces.
Me acojona que puedan serlo de verdad.

La última vez que me dijiste en voz baja “dime algo”, me quedé callado.
La última vez que me dijiste en voz baja “pregúntame lo que quieras”, pedí una respuesta.
La última vez que me dijiste en voz baja “dame un beso”, quise que desapareciera la magia y no sabía lo que decía.
La última vez que me dijiste en voz baja “pide un deseo”, me arrodillé, porque mis deseos son una súplica.
La última vez que me dijiste en voz baja “pide lo que quieras”, pedí que esa fuera la última vez.
La última vez que me dijiste en voz baja “sueña bonito”, pensé en una estrella quieta, en una estrella muerta.
La última vez que me dijiste en voz baja “pide un funeral” yo pedí tu clavícula
 y me aferré con fuerza.

Aquí me imagino, en mi tierra.
Aquí te bebo
mientras la lluvia
me besa la vergüenza.

Aquí termino.
Y recuerda que
si me matas,
que no sea
de
tristeza.











Lunas noches.

martes, 21 de marzo de 2017

Desorden.

Soy un chico un tanto desordenado.
Me ordeno en mi desorden, podría decir, pero en realidad no sé ordenarme.

No sé mandarme nada que no me apetezca.
Órdenes las de mi piel cuando toca la tuya.
Me dice que te toque más, que sea todo largo
extenso,
eterno.

Hay detalles a concretar de todo lo que nos va a pasar.
Pero, por ahora, me voy a callar.

Voy a callar todas las voces que me dicen que va a doler,
que va a estallar,
que va a matar.

Desorden de sentimientos el primer fin de semana en Algeciras.
Desorden de pensamientos cuando ordeno mis heridas.

Me he vuelto a enamorar.
Estoy jodido.
Me he vuelto a enamorar pero no como las anteriores veces.

Bueno, ninguna vez ha sido igual.

Me he vuelto a enamorar
y, la verdad, las malas consecuencias me dan bastante igual.

Me he vuelto a ordenar,
a tratar todos y cada uno de mis defectos,
de mis virtudes.

Estoy deseando de que te desnudes delante de mi,
delante de ti,
jugando a ser todo boca,
todo labios,
dientes que chocan.

Me he vuelto a enganchar a unas gafas,
a una clavícula,
a su lunar.

Que si esto va a ser un desastre, con gusto pago.
Que si puedo elegir, elijo estar a tu lado.

He vuelto a recordar todo lo que me hacía estar vivo,
lo que me sale del pecho,
llorar.
Razonar,
que para esto no hay remedio
ni lo quiero.

Voy a acurrucarme en tu cuello
y dejarme
enredar
por
tu
pelo.












Lunas noches. Feliz día de la poesía. Feliz día a mi rubia preferida.

lunes, 20 de marzo de 2017

Vuelos.

Estaba tan tranquilo, oteando el paisaje, cara a la Alhambra y a Granada, cuando se acercó.

- Perdona, ¿tienes hora?
Tenía ganas de besarle.
- Sí, las siete.
- ¡Gracias!
Aquello que sentí no hacía gracia.
La cosa se puso seria.

Ahora que le pienso más y me lo pienso menos, habría hecho que hablara en aquel momento.
Lo hice.
Mientras aún había algo de luz sobre mis hombros.

- ¡Espera!
Se volvió con cara de saber que iba a hablarle.
- Dime.- Dijo con un sonrisa de oreja a oreja.
- Nada.
- ...¿Nada? ¿Cómo que nada?
- Sí. Nada. Solo quería verte de nuevo antes de no volver a verte jamás.
- Pero... ¿y eso?
- Pues no voy a volver a verte jamás porque no pienso dejar de mirarte.

Algo se quemó en aquel momento dentro de su pecho.

Comprendí que eso debería habérselo dicho alguien a esas alturas.
Pero no.

Solté a la bestia.
Saltó del muro y emprendió todos mis vuelos.

Se soltó su venda
para poder ver
todos
y cada uno
de
sus
deseos.













Lunas noches.

miércoles, 15 de marzo de 2017

Mañana es primavera.

Hoy me voy a dormir muy feliz.
Esa es la palabra.
Feliz.

Estoy y estaré feliz porque mañana viene ella.
Viene la primavera,
vienen las ganas de estar bien,
las ganas de dormir mal.

Mañana morderé demasiada piel,
quitaré ropa
que no sé si existirá.

Voy a salir con mi cara oscura,
la veré llegar con su sonrisa tímida,
mis piernas serán adrenalina
y correré hasta que no haya cordura.

Voy a traerte a casa cargada en mis hombros,
en mi cuerpo.
Aquel que te echa de menos.

Que tardes en irte,
que no me gustan los inviernos.

Mejor quédate colgada en mi espalda
para que no haya

necesidad

de

vernos.












Lunas noches.

viernes, 10 de marzo de 2017

Clavícula desnutrida.

Me noto más cansado,
más viejo,
más pellejo,
más ladrado.

Por un perro que ya no quiere su hueso,
que va ganando peso por no querer salir corriendo.

Me noto la clavícula más desnutrida,
como si quisiera no cerrar la herida que me hiciste.
Y todo por no reírte el chiste.

El chiste que te hizo ser quien eres,
ser así de pura
y no pensar en lo que debes.

Desnutrí las palabras que me salían cuando hablaba de ti,
ya que todo lo que escribí es para ti,
pensando en ti,
relamiendo los besos que te di,

cualquier adjetivo que termine en ti.

Somos una sorpresa en la vida del otro,
nos conocimos en un momento complicado de nuestras vidas,
pero parece ser que encontramos oro.

Espero ser pasajero con solo billete de ida.

Seamos lo que seamos, me parece pluscuamperfecto.
Somos una especie que murió hace tiempo,

por eso es natural

querer

querernos.









Lunas noches.

sábado, 4 de marzo de 2017

Sonrío por gusto a la mirada ajena.

Prometo que nunca, y también que siempre.
Juro imposibles cargados de ganas. 
Pierdo por el simple gusto de verte ganar a ti. 
Fumo, porque la vida nos maltrata lo suficiente como para no querer recortarla un poco. 
Bebo para ahogarme entre sirenas desnudas y contarle a ellas todas mis líneas.

Escribo lo que "nunca" te diría mirándote a los ojos.

Me quedo sin ropa por el mero placer de cubrirme de nada y sentir la ausencia de léxico que nos falta.
Cuando el frío no me alcanza tan adentro y quiero decirte que te quiero,
pero no como todos te han dicho que te quieren, si no de otro modo.

Me alejo para verte ausente y sentir la falta de lluvia sobre los hombros. 

Camino hacia ningún lugar sabiendo que no podría perderme mientras me agarre de la mano y crea que es la tuya. 
Soy el tonto que quiere verte ser feliz,
y afirmar que la vida son esos pedacitos de esperanza que ganamos con cada abrazo o con uno de esos besos.
Justo en la comisura izquierda de tu boca.
He sangrado de versos, corazón, manos y rodillas sin dejar de amar el intento en vano. 
Soy la nada, el nadie, ningún lugar.

Ahora dime, ¿De cuántos miedos más me tengo que despojar para que me re-conozcas? 

He creado de tu ombligo trinchera para morir en silencio, ya no lato a toda voz ni quiero salir corriendo.
Nadie me explicó lo que era el miedo.

Tienes el tiempo entre los dedos, dispara cuando quieras, a mí ya no me queda nada más que sacarme y así, desnudo de principios...
te regalo todos mis finales. 

Siempre se te ha dado bien ponerme los pelos de punta con los textos de tu libreta.
Ahora me toca a mí.

Deja que bese despacio
cada pedacito

de

ti.















Lunas noches.

jueves, 2 de marzo de 2017

Corto.

Me atrae lo anormal, lo que no entiendo.

Me atraen los truenos que tienes por ojos,
los labios mal pintados por unos dedos sin pulso milimétrico.

Como puedes leer, me atraen las tormentas,
aquellas que suceden cuando tú abres tus piernas.

Cuando te abres en canal y esperas el impacto.

Cuando trago saliva
al ver cómo,
sin quererlo,
o sin quererte,
me parto.

Me parto en mil pedazos del vértigo,
el mismo que me aprieta,
el mismo que quiere estar contigo
y no va a parar hasta hacer mella.

Hacer grieta,
hacer que grites.
De dolor querido,
de amor no permitido.

Me voy, que se me quema
el
latido.

Problema 0.

Tengo un problema.

Es relativo, obviamente, pero tengo un problema en concreto que... no me deja dormir.

Vivo con lo que la gente considera un monstruo.
Es una chica con un pelo precioso, un cuerpo que me hace babear y una cara con mucha guapura.

Hasta aquí, bien.
El problema son sus ojos.

No tiene dos. Ni tres.
Ni cuatro, ni cinco.
Ni diez, ni veinticinco.

Tiene más. Muchos más.

La paz invade la habitación cuando los tiene cerrados.
Todo va demasiado bien.

Pero ay... cuando los abre... porque los abre y bien.

Imagina el sonido de tantísimos ojos parpadeando, tantísimos ojos pendientes de mi.
De lo que hago.
De lo que callo.

Son ojos azules, negros, violetas, pequeños, grandes.
Son muchísimo(s).

Mi problema es la presión a la que me somete.
Me dicen: "me da miedo perderte."

Pues yo, sintiéndolo mucho, te digo
que me muero
por
verte.

¿O era por beberte?

No tengo ni idea.

Lo que sí sé al 100% es que tiene ojos que balan.
Que ladran, que matan.

Ojos sin lana que los abrigue en las noches en las que tiene invierno entre sus piernas.

Me dispongo a sincerarme cuando miro tus ojos de gata.
Y eso,

me
puto
encanta.


Mi pequeña Nínfula.

Permítame ponerme serio.
¿Me lo permite?

Si la respuesta es no, deje de leer.

Si la respuesta es sí,
disfrute mucho
y
bien.



Cuando te vi, lo supe.

Hacerlo contigo iba a ser puro verano.
Genialidad.

Mordiscos y visceralidad.


Lo que no me esperaba es que me gustara tanto.

No vengo a regalarle la vista, no tengo necesidad alguna.
Antes de, yo ya había vivido veranos.
Genialidades.
Mordiscos y visceralidades.

Pero lo que no he vivido es la obsesión con su verano,
que, cuando haga falta, mando al cuerno tu invierno.

No sé qué me ha hecho, pero no es nada bueno.
Al menos, no a corto plazo, donde estamos lejos.
Donde la distancia se vuelve veneno.

Tengo que citar a un grande, Andrés Suarez:
"Si tú no ves a una persona y no se enamora como tú de ella, sal de ahí."

Hace no mucho, estaba muy de acuerdo.
Hoy por hoy, no puedo estar más en desacuerdo.

No se quiere a primera vista, eso sería un completo desastre.
No se puede pretender ser la misma prioridad en la vida de otra persona que acabas de conocer, como ella lo es en la tuya.
No se puede segregar de esa manera tan drástica a una persona que puede ser lo más grande.
No se puede atar a nadie. Nunca.

Vaya, yo que quería ponerme serio, y acabo hablando del amor.
Supongo que pensarte en demasía es lo que tiene.
Que me quiera acercar a tu pelo,
a tus ojos, a tu cuerpo,
hasta que todo se queme.


Cómo se te ha podido pasar por ese palacio que tienes por cabeza que se me había olvidado que vienes el 17.
Con las ganas
que tengo

de

beberte.

Y de verte,
pero desde aquí   ↓        ↓        ↓        ↓        ↓        ↓        ↓        ↓        ↓        ↓        ↓












Lunas noches. L.


sábado, 4 de febrero de 2017

Confesión de una estación.

"La muerte de una lengua supone la muerte de un universo de posibilidades."

Puede que esto te vaya a sorprender.
Esta vez no voy a hablar de ti.
Voy a hablar de mi.

Soy un chico de casi 25 años con ganas de reír.
Con ganas de lo liviano, de lo banal,
de lo caro.

Suelo poner en una balanza todo lo que me trae dudas,
aunque, últimamente, me dedique a vivirlas, a estrujarlas.

Para qué se quiere una duda si no es para quererla.
Para qué se quiere a una guerra si no es para perderla.

Soy más primavera que otoño,
menos de rezar en un altar
y más de arrodillarme
a la altura de tu coño.

Soy así, vulgar, sucio.
Persona.
Que no se te olvide nunca.

No creo en los "para siempre", ni en los "nunca".
Soy más de creer en lo que me pone los pelos de punta.

Como cuando te doy la vuelta,
te acaricio la espalda y
te muerdo la nuca.

Me desvío rápido, porque me vienes a la mente.
Qué mentira digo. Tú no vienes.
Tú te vas algunas veces.

No puede venir algo que está la mayoría de las horas del día.

Soy más de frío que de calor,
más de apretar que de soltar,
más visceral.

Menos terrenal que muchas personas que dicen sentir. Amar.

Necesito un poco de aire, se avecina un febrero turbio.

Y es que en mis ojos,
aún soy enero,
pero
en el alma
ya preparo
tu

verano.











Lunas noches.

sábado, 28 de enero de 2017

Necesidades.

"Sigo intentando ser todo lo que mereces, sin comprender por qué te fijaste en esta cabeza, que es de todo, menos decente."

Cuando se vive, se siente.
Uno puede apretarse contra el pecho todo aquello que lo hace vibrar.
Eso he hecho yo con tu frase.

Hoy no vengo a rimar,
vengo a dejarme llevar, a verte bailar.

Ojalá.

Vengo a "hablar" de las necesidades que rondan mi cabeza.

Está feo decir que necesitas algo o alguien.
La dependencia crea verdaderos desastres.
Pero vengo también a matizar que, aunque normalmente no se entienda, las necesidades forman parte importante de lo que uno es.

Yo necesito de la siguiente manera:
puedo andar descalzo.
Cada paso que de, seguramente me haga daño.
Corro cierto peligro y voy tremendamente incómodo.

Necesito unos zapatos.
No son vitales, no son mi mitad.

Piensa que, cuando se busca una mitad que complete. y llegue a pasar eso, se corre el tremendo riesgo de que, si eso no funciona, queden dos mitades.
Hay que ser una parte entera.

Pero claro, con zapatos se anda mejor.

A eso me refiero con necesidad.
Es algo que puedes no tener, pero que al tenerlo te hace la vida mucho más fácil.

Necesito un buen descanso de todo lo que rodea Granada,
para que cuando esté fuera,
necesite volver.

Y lo mejor es que será para morder.

Necesito hablar contigo y dejar claro lo que necesitamos.
Que esto puede pasar de castaño a oscuro, casi tanto como una madrugá,
si es que no lo está haciendo ya.

Necesito un concierto acústico en una sala acondicionada para que nos apretemos mucho.
Necesito que me beses y tiemblen todo tipo de muros.

Necesito desabrochar botones sin usar las manos.
Necesito ver lo que desprenden los hilos de tu mirada.

Y, por ahora,
lo que más necesito es mirarte a los ojos,
pensar en algo no tan puro,
y decirte:
mataré todos y cada uno
de
tus
monstruos.










Lunas noches.

martes, 24 de enero de 2017

Pánico práctico a lo tóxico.

"Vete ya de aquí."

Eso le dije a mi cara larga,
a mis enfados,
a mi almohada cuando no te ve dormir.

Verte no, pero olerte... demasiado.
Huele a mordiscos,
a lametones,
a tendones.

Huele a cada trozo de piel que se puso a sudar a borbotones.

Huele a tu miedo de volar lejos de la nave,
a cuando me mira y se pone seria,
que parece que ha visto algo grave,
ahí es cuando más aprieta.

Ha visto un incendio, una mala idea o...
el color de mi alma abocada al suicidio más absoluto,
en la esquina izquierda de su clavícula.

Siendo sinceros, es un buen lugar donde morir,
donde producir dolor,
y desear que me aprieten tus piernas.

Son lo mejor para quitar el sudor.
Provocarlo mejor.

A estas alturas, es normal el vértigo,
ver la litro medio llena y medio vacía,
tratar de calmar todo tu frío,
oír tu risa al decirte tonterías.

Ahora que pienso más y me lo pienso menos,
quiero verte el culo cerca de la puerta,
pedirte que cierres por dentro,
y decirte:
"ven, que te voy a dejar un poco loca,
traerte un bol al desayuno lleno
con las trucos que sabe hacer mi boca,
que ya no me contengo las ganas,
y, créeme,
no
son
pocas."












Lunas noches.

miércoles, 18 de enero de 2017

Viajes.

Quiero viajar.

A la parte izquierda de tu cerebro,
celebrar una fiesta de iridiscencia,
y lamer.

Bajar por el camino de tu risa
y perderme en cada mechón rubio de tu alma.

Te miro mientras escribo,
mientras escucho la canción que me pasas,
mientras muteo mi micrófono,
para que no escuches las placas

de mi pecho moverse.

Salgo de tu cuerpo, aparezco en un teatro.
Toca cantar, preparar.
Proponerte más de un trato.

Tus manos por mis labios,
mis tatuajes por tu moño,
tus escamas por tenerme atado.
El hueso de tu cadera por este otoño.

Se me caen las ganas en el hueco de tu clavícula,
tus lágrimas en cada una de las autopistas
por las que circulan todo tipo de granizo.

Que no se acabe esta película,
la que deja clara de qué pasta
está hecho
nuestro
destino.







Lunas noches. Feliz 19 de enero.

domingo, 15 de enero de 2017

Medicina tradicional.

Se propuso practicar cirugía con ella.
Empezó por la clavícula,
siguió con el corazón.

Para qué lo quería.

Prosiguió con su antebrazo,
hasta la muñeca.

Se fijó en que no tenía lunares,
sino pecas.

Y sin anestesia, ya tardó en darse cuenta.
Se lo estaba haciendo a él mismo.

Ella, perpleja, le preguntó si estaba bien.
Él, desangrado, le dijo que le diera un papel.

Escribió su epitafio, y murió.

Llorando, se dispuso a leerlo.
En el ponía:

"Quería partirte en cachos,
cuando lo único que necesitaba era masticarlo.
Quería quererte a ratos,
cuando no paraba de practicarlo.
Quería que no tuvieras prisa,
y acabe sin darte la mejor parte
de
mi
vida."

Rompió el papel y se fue lejos.

Se enamoró de nuevo.
Ya no necesitó la operación.

Nunca más volvería
a ser canción.

Y así siguió sin solución a su caso.
Pero siempre
necesitada
de un
buen
abrazo.










Lunas noches.

miércoles, 11 de enero de 2017

Gifs.

Si a los buenos momentos se le hiciera algo tan sumamente horrible como enjaularlos, lo suyo sería un gif.

Nada de un vídeo,
nada de un recuerdo reversible el cuál puedas volver a vivir una y otra y otra vez.

Eso sí que sería realmente horrible.
No avanzaríamos.

Y un gif permite exactamente eso.

Disfrutar en bucle de un momento ya pasado, con la ventaja de no enganchar.
Al menos, no mucho.

Esto viene a cuento de los que me manda.
Estoy seguro de que esto lo sabe, lo hace a posta, pero bueno.
Creo que sigue un patrón.

Seguro que conscientemente, pero si es de manera inconsciente...
Sería más maravilloso aún.

Juega con el adorno que decida ponerle, empieza con el azúcar.
Después cierra los ojos.
A ver si así se acuerda del resto de la receta.

No le hace falta mucho para seguir cocinando.

Lleva sus ojos a otro punto.
El mío, al de ebullición.

Saca la lengua lo justo para que no amargue.

Finalmente, guiña un ojo a modo de guinda.
De toque final.

Bueno, he de decir que, sintiéndolo mucho,
me quedo siempre con hambre,
que no basta con endulzarte,
que por más que lo piense,
me gustas tanto
porque eres

puro

arte.









Lunas noches.

lunes, 9 de enero de 2017

Botón.

Era la primera vez que te veía con camisa.
Estabas guapísima.
Qué digo estabas.
Eres.

Como la canción de Supersubmarina.
Pero ese es otro tema.

Era de cuadros,
rojos y negros.
Te quedaba demasiado bien.
Te la quitaba sin tocar la piel.

Cada botón era un desafío.
Yo, tratando de ser sutil.
Tú, tratando de no morir.

Pobre de ti.
Pobre de mi.

Me pregunto si te reirás de mis pensamientos,
me dijiste que sí.

Susurraste: "dame un beso."
Para mi sorpresa, me quedé preso.

Preso de tu pelo,
de tus ojos claros,
de tu cuello,
y, en tu cintura, paro.

Paro, y lamo.
Palpo cada centímetro de tu piel.
Extrañada, al ver unas manos que le tratan como se merece.

Cuento los mordiscos que te debo y
me salen un montón.
Cada vez que te cabrees,
espero estar ahí
para apretar

el

bo

tón.









Lunas noches. 10.

domingo, 8 de enero de 2017

Feliz año nuevo.

Hola de nuevo.
Sé que me has echado un poco de menos.
No te he tenido desatendido por nada, que conste todo.

Te he desatendido porque me he atendido más que nunca.
He hecho cada cosa que me ha apetecido.

Miento.

Devorarte hubiera sido pluscuamperfecto.

Y, bueno, aquí me hallo.
Me vuelves a dejar Granada para mi.
Que estas semanas sean como un rayo,
que ese pelo tuyo deje de ser gris.

El 19 se presenta lleno de color.
Lleno de caricias,
de mordiscos,
de dolor.

De dudas... desnuda(s).

En otro orden de cosas, me encantó el nudo que se te iba haciendo en mi mano la última tarde que estuve allí.
Te dije que no me recordaste a nadie que me haya hecho daño pero... la cosa empeora.
Me estas recordando a ninguna persona con la que haya estado tan bien.

Asusta.
Y claro, pienso,
y me digo
cállate
y

dis

fru

ta.











Lunas y frías noches.