martes, 20 de diciembre de 2016

Lo que no quiero que seas.

No hablo de cómo eres, ni de cómo deseo que seas,
puesto que no te conozco.

Voy a hablar de lo que no quiero que seas,
te conviertas,
caigas.

No quiero que seas una más.
No quiero que sepas lo que te miro a escondidas.

No quiero que te conviertas en una canción de Andrés Suárez.
No quiero que seas un poema de Edgar Allan Poe.

No quiero que seas un beso.

Un beso de amor que no termina de encontrar un par de labios a su medida.

Por eso quizá, quienes pasan cerca tuya, sonríen.

Hoy no me saldría ponerme bruto.
Hoy me saldría todo de lujo.

Te desnudaría a miradas,
te arañaría con besos,
te acariciaría con exceso.

Lamería cada defecto tuyo,
me dejaría atravesar por tu saeta,
esa clavícula tuya que me trae de cabeza.

No te arrancarían de mi lado,
no podrían decapitar mi cabeza inquieta,
mientras te miro los colmillos afilados.

Mañana va a ser un día duro,
cuando tus manos y pies fríos no sean presas,
esas mismas que te ato, para que no escribas "fea".

Escribo mirando por la ventana,
para ver tu constelación.

Léeme los labios.
Que ya no sé firmar.

Ayúdame.

Que ya no sé mimar,
ni tampoco sé

como

no

amar.







Lunas noches.

No hay comentarios:

Publicar un comentario