En todas tus partes hace frío.
Y ahí estaba yo, con toda la ropa que podía ponerme, pasando frío.
Tus ojos transmitían frío.
Tu alma.
Tu querer.
A excepción de tus brazos.
Ahí, moría mi corazón del calor que desprendías.
Un apena que no se viva de abrazos,
aunque una alegría es
poder morir entre ellos.
Lunas noches.
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