lunes, 19 de diciembre de 2016

Compatibilidad bajo la luz de enero.

Así empieza la tarde. Con esa frase lapidaria y una media sonrisa que se escapa.

- No puedes seguir así.
- ¿Así cómo?
- Pues de mamón. No se puede tener todo en esta vida, ni puedes darlo todo. Si crees que sí que puedes, se te caerá todo encima.
- Lo sé pero... ¿tú me vas a venir a dar consejo?
- Y, ¿por qué no?
- No me entiendes.
- Nos entendemos más de lo que crees.

La otra media sonrisa que quedaba no aparece sola, esta vez, de oreja a oreja.

Tu boca es de las más brillantes rejas que encierran mucho más que lo que puede ver cualquiera.

- Si nos entendemos tanto, dime por qué discrepamos tanto.
- No somos iguales, así de simple. Así de complicado. Nadie es como nadie, sino, ¿qué gracia tendría ser todos iguales?
- Ninguna, la verdad.

Sigue la tarde y hablamos de nuestras posibles decisiones, hablamos de finales sin siquiera pensar en comienzos.
En días de melancolías, de escritura, de lectura.

Pensamos en nuestros puntos de sutura.

Y todo eso. TODO eso, solo mirando.
Ni siquiera a los ojos. Con mirar, nos basta.

- Yo creo que tú eres azul. Tu sangre es azul.
- ¿Tú sabes por qué se llamaba a los nobles, "sangre azul"?
- Pues no.
- Era porque, al no trabajar en las tierras, no se ponían morenos. Al ser blancos de piel, sus venas se notaban mucho más. Su sangre parecía azul. Pero, obviamente, eso no era así.
- Entonces, ¿puedo ser de sangre azul?
- Claro, pero debo advertirte una cosa. Yo no soy de sangre azul. Si me corto, sangro rojo. Siempre he sido mucho de "la sangre roja".
- "Abajo la sangre roja".
- Abajo la sangre azul.

Una carcajada y una sonrisa que era imposible borrar. En realidad eran dos pero yo la cuento como "una".

- Hasta en eso estamos en desacuerdo.
- ¿Y?, yo te quiero igual.
- Ven aquí.

Un corazón de conejo y un sangre roja.
Somos todo lo contrario.
Todo lo contrario.

Y ya me ves,
volando puentes entre tus brazos y los míos.

Lo peor es vivir sin estar aquí.

Caminar sin sentir.
Mirar sin ver.

Besar
sin
ti.









Lunas noches. Pd: por favor, no me hables bajito.

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