Esta entrada la tengo pendiente desde hace más de un año.
Las ganas de escribirla se habían enterrado en cenizas de felicidad y leña de misantropía.
Hace poco, tuve la grandísima suerte de ver recitar a poetas y poetisas, a escritoras waifus y cantantes clandestinos.
Hoy, por fin, voy a deciros lo que es la poesía.
(Para mí, está claro.)
- Pero hijo, de la poesía no se come. Cuando abres la nevera, si hay solo poesía, mueres de hambre.
Esto me decía mi padre cuando tan solo tenía 8 años y quería ser poeta.
Pero poeta de profesión.
De corazón.
Qué digo, ¿se puede ser poeta sin que sea de esta manera?
Me metieron en la cabeza que debía ser algo importante, como un médico.
Yo, por dar la lata, decía que me interesaba ser ginecólogo.
Y mira, hago las veces de poeta por aquí y de ginecólogo con quien quiere ver mi consulta derruida.
Ojalá haber sido poeta.
La poesía no es comida, pero da un aliento al alma.
Eso es.
Para mí,
la poesía es lo que alimenta el alma.
Lo que hace que se mueva,
que viva.
Es una parte de nuestro cuerpo que pesa muy poco.
Por eso nos olvidamos de darle de comer.
Menos mal que existe la poesía.
Existe en las risas,
los buenos momentos,
los malos, que hacen que resurjamos aún más fuertes cual ave fénix.
Y tenemos que aceptarlo.
Las cosas importantes se dicen entre risas,
entre llantos,
sin querer,
queriendo bien
y, sobre todo,
haciendo poesía
con las comisuras
de todos y cada uno
de
tus
labios.
Lunas noches.
jueves, 25 de mayo de 2017
martes, 23 de mayo de 2017
Rotura necesaria.
Estos últimos días estoy especialmente mal de salud.
Creo que es porque cada uno mira por lo suyo, incluyéndome yo mismo, que estoy deseando verle.
Lo que es mío es las ganas de verle.
Ella es libre. Es lo más bonito que puede tener.
Bueno, empiezo.
Sentado en un parque, pasando calor, esperaba que su falda se sentara encima mía.
Hace tiempo que no pienso en sus volantes,
aquellos que, de un giro, hacen que salte el airbag de mi timidez.
Me quito los coleteros de la mano derecha.
Sudo demasiado.
Pienso que no soy apropiado.
Apropiado para verla y besarla.
De repente, llega.
Tan guapa como siempre.
Tan seria como nunca.
Se me pega su expresión y... ocurre.
"No te quiero."
Se acabaron las miradas.
De los apretones de manos,
ya no queda absolutamente nada.
Nunca más tocaré sus bragas mojadas.
Entendía por qué lo hacía.
No somos suficiente para nadie. O somos insuficiente, o más que sobresaliente.
Nunca,
nunca suficiente.
Después de aquello, me levanto del asiento para llamar a la calma.
Tenía que aceptar que ella no iba a ser más quien me salva.
Me salva de las noches de música electrónica,
de fumarme un cigarro cuando me aburro,
de rascarme si mi espalda lo necesita,
de tener que impresionarla poniendo una expresión de tipo duro.
Que no dependamos de la felicidad de otro para obtener la propia,
pero
qué le hacemos
si nos tenemos que recomponer cada vez que nos tocan
cada vez que nos rompan
y lo más importante,
cada vez
que
nos
coman.
Lunas noches.
Creo que es porque cada uno mira por lo suyo, incluyéndome yo mismo, que estoy deseando verle.
Lo que es mío es las ganas de verle.
Ella es libre. Es lo más bonito que puede tener.
Bueno, empiezo.
Sentado en un parque, pasando calor, esperaba que su falda se sentara encima mía.
Hace tiempo que no pienso en sus volantes,
aquellos que, de un giro, hacen que salte el airbag de mi timidez.
Me quito los coleteros de la mano derecha.
Sudo demasiado.
Pienso que no soy apropiado.
Apropiado para verla y besarla.
De repente, llega.
Tan guapa como siempre.
Tan seria como nunca.
Se me pega su expresión y... ocurre.
"No te quiero."
Se acabaron las miradas.
De los apretones de manos,
ya no queda absolutamente nada.
Nunca más tocaré sus bragas mojadas.
Entendía por qué lo hacía.
No somos suficiente para nadie. O somos insuficiente, o más que sobresaliente.
Nunca,
nunca suficiente.
Después de aquello, me levanto del asiento para llamar a la calma.
Tenía que aceptar que ella no iba a ser más quien me salva.
Me salva de las noches de música electrónica,
de fumarme un cigarro cuando me aburro,
de rascarme si mi espalda lo necesita,
de tener que impresionarla poniendo una expresión de tipo duro.
Que no dependamos de la felicidad de otro para obtener la propia,
pero
qué le hacemos
si nos tenemos que recomponer cada vez que nos tocan
cada vez que nos rompan
y lo más importante,
cada vez
que
nos
coman.
Lunas noches.
domingo, 14 de mayo de 2017
Sastre.
Tirado en la cama, pensando sin pensar,
estando sin querer estar,
se dio cuenta de que perdía el tiempo.
Se acordaba de tus manos,
de cuanto mides.
Se acordaba de tus labios,
de cómo gimes.
Se acordaba de su madre patria,
de las luces que tienes por ojos.
También se acordó de la magia
de tus tacones rojos.
Se acordaba de cómo eres,
como si el tiempo estuviera loco.
Entonces comprendió que la vida no era pasar los dedos
por ese bajo sin cuidados
que no tiene quien le toque un traste.
Mírate, tan guapa, tan elegante.
estando sin querer estar,
se dio cuenta de que perdía el tiempo.
Se acordaba de tus manos,
de cuanto mides.
Se acordaba de tus labios,
de cómo gimes.
Se acordaba de su madre patria,
de las luces que tienes por ojos.
También se acordó de la magia
de tus tacones rojos.
Se acordaba de cómo eres,
como si el tiempo estuviera loco.
Entonces comprendió que la vida no era pasar los dedos
por ese bajo sin cuidados
que no tiene quien le toque un traste.
Mírate, tan guapa, tan elegante.
Y yo
prácticamente
hecho
un
desastre.
Lunas noches.
viernes, 12 de mayo de 2017
Distacia de seguridad.
Cuando me estaba sacando el carnet de conducir, mi profesor golpeaba con el nudillo de su dedo corazón la ventana que tenía a su derecha y decía:
"Distancia de seguridad."
Esa expresión la necesitamos oír todos, sea cual sea nuestra situación actual.
La distancia de seguridad no es más que los metros que se deben dejar entre un objeto y otro para que no pase algo malo.
Por ejemplo, en la época de la peste, los médicos llevaban una máscara con una nariz larga.
Esta nariz marcaba la distancia mínima que debían de dejar con los enfermos para no contagiarse.
Porque claro, distancias mínimas siempre hay.
Pero, ¿y las máximas?
De eso vengo a hablar.
Las distancias siempre se miden en mínimas,
cuando una mínima distancia
puede ser fatídica.
Una distancia máxima no quiere ni pretende ser calculada.
¿Quién quiere calcular lo más lejos que puede estar de algo/alguien?
Qué va.
Queremos retar a los dioses,
mirarles a la cara y reírnos de ellos.
Follar es maltratar a la muerte.
Ahí se siente vulnerable
porque sabe que las distancias
son negativas.
Viajar no es otra cosa que tragarse las distancias,
siempre con seguridad.
Eres y serás mi cinturón mientras quieras serlo,
serás la dueña de mi acelerador
y la que pise más mi freno.
En conclusión de esta noche de escritura,
Hay que verse mucho más
y
escribirse
menos.
Lunas noches.
"Distancia de seguridad."
Esa expresión la necesitamos oír todos, sea cual sea nuestra situación actual.
La distancia de seguridad no es más que los metros que se deben dejar entre un objeto y otro para que no pase algo malo.
Por ejemplo, en la época de la peste, los médicos llevaban una máscara con una nariz larga.
Esta nariz marcaba la distancia mínima que debían de dejar con los enfermos para no contagiarse.
Porque claro, distancias mínimas siempre hay.
Pero, ¿y las máximas?
De eso vengo a hablar.
Las distancias siempre se miden en mínimas,
cuando una mínima distancia
puede ser fatídica.
Una distancia máxima no quiere ni pretende ser calculada.
¿Quién quiere calcular lo más lejos que puede estar de algo/alguien?
Qué va.
Queremos retar a los dioses,
mirarles a la cara y reírnos de ellos.
Follar es maltratar a la muerte.
Ahí se siente vulnerable
porque sabe que las distancias
son negativas.
Viajar no es otra cosa que tragarse las distancias,
siempre con seguridad.
Eres y serás mi cinturón mientras quieras serlo,
serás la dueña de mi acelerador
y la que pise más mi freno.
En conclusión de esta noche de escritura,
Hay que verse mucho más
y
escribirse
menos.
Lunas noches.
Extremo.
Heladora; dolorosa y excitante.
Así te siento.´
Así me siento.
Llevo un tiempo en un bucle de estados.
Desolación, seguido de euforia, terminando en latencia.
Me sitúo en el extremo de tus cuchillos,
aquellos que detestas compartir.
Aquellos que amas más que a un pequeño ser.
Por ejemplo, arañas.
Arañas mi piel.
La que no está tatuada.
La que poca gente ve.
Y duele.
Siempre he pensado que si alguien te duele, es porque es importante.
Lo importante es que te sane.
Te repare.
Te prepare.
Para lo que viene de su parte,
de la mía propia.
De apartarte el pelo,
para poder morder mucho más a placer.
Lo que escribo puede parecer triste,
pero mucho más lejos de la realidad no puede estar.
Estoy pleno cuando te escucho,
cuando te hablo,
cuando me callo.
Me callo por necesidad,
por ambigüedad.
Por cada una de las cosas
que no te digo,
pero que, sin duda,
forman parte de
mi extrema
de
bi
li
dad.
Lunas noches.
Así te siento.´
Así me siento.
Llevo un tiempo en un bucle de estados.
Desolación, seguido de euforia, terminando en latencia.
Me sitúo en el extremo de tus cuchillos,
aquellos que detestas compartir.
Aquellos que amas más que a un pequeño ser.
Por ejemplo, arañas.
Arañas mi piel.
La que no está tatuada.
La que poca gente ve.
Y duele.
Siempre he pensado que si alguien te duele, es porque es importante.
Lo importante es que te sane.
Te repare.
Te prepare.
Para lo que viene de su parte,
de la mía propia.
De apartarte el pelo,
para poder morder mucho más a placer.
Lo que escribo puede parecer triste,
pero mucho más lejos de la realidad no puede estar.
Estoy pleno cuando te escucho,
cuando te hablo,
cuando me callo.
Me callo por necesidad,
por ambigüedad.
Por cada una de las cosas
que no te digo,
pero que, sin duda,
forman parte de
mi extrema
de
bi
li
dad.
Lunas noches.
miércoles, 3 de mayo de 2017
Causa.
"Toda acción tiene una reacción igual y opuesta."
Allí estaba ella, con una camisa que usaba como pijama,
un reloj sin pilas,
y toda despeinada.
Miraba a su muñeca y comprobaba.
Efectivamente,
se hallaba encadenada.
Grilletes de tiempo,
de miedo,
de titubeos.
Casi tenía treinta años, unas ojeras enormes,
un montón de trapos
en un armario de roble.
Quería quererse bien,
quería portarse mal,
quería un café y un buen libro
para soportar el vendaval.
Quería una causa por la que luchar,
por la que llorar
por la que mirarse por dentro sin que le dijeran "qué tal".
Quería que él llegara de trabajar
y se vieran en un espejo imperfecto,
ya que estar juntos era
su causa
y
afecto.
Lunas noches.
Allí estaba ella, con una camisa que usaba como pijama,
un reloj sin pilas,
y toda despeinada.
Miraba a su muñeca y comprobaba.
Efectivamente,
se hallaba encadenada.
Grilletes de tiempo,
de miedo,
de titubeos.
Casi tenía treinta años, unas ojeras enormes,
un montón de trapos
en un armario de roble.
Quería quererse bien,
quería portarse mal,
quería un café y un buen libro
para soportar el vendaval.
Quería una causa por la que luchar,
por la que llorar
por la que mirarse por dentro sin que le dijeran "qué tal".
Quería que él llegara de trabajar
y se vieran en un espejo imperfecto,
ya que estar juntos era
su causa
y
afecto.
Lunas noches.
martes, 2 de mayo de 2017
Lo moralmente correcto.
Las noches en las que pienso no me gustan para nada, la que más me echa de menos es mi almohada.
Hoy hemos comparado la dificultad de iniciar una relación con la altura de una valla, la cual debías imaginar.
La altura de mi valla dependía de la calidad de lo que había detrás. A decir verdad, pensaba en ti cuando me lo planteaba y no sé que tipo de valla me impondría.
¡Qué digo! Claro que lo sé. Eres la valla más alta que he visto en mi vida.
Y lo curioso es que tengo pensadas mil maneras de pasarla.
Me han llamado mono-temático y no es a propósito, es lo que mi mente crea... nah', mono-temático no... adicto al veneno que corre por cada uno de tus dedos,
puede.
Te miro, sonríes y sonrío:
- No me gusta para nada tu mirada.
- Eres demasiado predecible, puedo leerte la mente. Puede que vuelvas a casa con la boca azul porque destiño.
- Yo me conformo con que sonrías como el gato de cheshire.
- Consigues cada cosa que te propones conmigo.
- Al final acabaré siendo un lunático.
- ¿Por qué dices eso?
- Porque acabaré paseando en tus lunares.
Nada de ese diálogo pasa, porque es lo moralmente correcto. Que algo así no pase es lo correcto... en ese momento, solo miramos a cada lado para disimular esa conversación que, en algún lugar, o eso espero, de nuestras "otras vidas" se está produciendo.
Voy a vivir lo incorrecto cada segundo que pueda tocarte la mano.
Porque, sinceramente,
odio lo correcto.
Lo que sí me gusta
es cada poro
de
tu
cuerpo.
Lunas noches.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)