domingo, 12 de junio de 2016

No m(t)e mires mal.

Cierra el pub en el que desbocamos nuestras miradas por la clavícula del otro.

No nos queremos ir, nos echan.
No saben lo que han hecho.

Reímos porque nos sentimos libres.
Como un pájaro que se deja domesticar por unos ojos preciosos.

Personalmente, tu libertad es algo que me pone cachondo.

No hay nada más excitante en una persona que su libertad.
Por eso río.
Por eso bailo.

Cuando la veo, tu "muchedad" está por encima de todo.

No dejes que ningún capullo te diga lo que puedes o no hacer.
Lo que te hace grande, tu esencia, eclipsa todo lo que te rodea.
Por eso eres así de inaccesible.


Todo esto es lo que le digo, mientras agarro tu pelo para apartar a un lado tu cabeza y darte un bocado en el cuello.
Muerdo la belleza.
Muero con presteza.

Ardo con exceso.
Imagina el sexo.

Y bueno, termina la noche como no podría ser de otra manera.
Despertando un sentimiento, una forma de morir nueva.

Te quiero dar un consejo:
Confía, como hago yo, ciegamente en todo lo que no se pueda medir.

Confía en ti, porque no hay medida que pueda abarcar tal visceralidad (buena, cabe destacar).

Quiérete mucho, quiérete mejor.
Que yo ya me encargo de lamerte las heridas que te haga(s)n.



Lunas noches.



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