sábado, 25 de junio de 2016

"Sincericidio"

Plantada ahí, estaba fumando mientras esperaba a mi jardinera favorita.

Miré el cigarro y pensé:
- Aunque ponga "Fortuna", no es que esta mierda me traiga mucha suerte.

De repente, apareció por la esquina, agarrando fuerte su libreta.
Se la regalé por la portada.
Rezaba:
"El sueño de la razón produce monstruos."

Lo que yo no sabía era que en los sueños no hay más monstruos que ella.

- Vamos al parque.
- De acuerdo.- Se me daba bien obedecer, demasiado cansada. Pero nunca de verla.

Nos sentamos en un banco, negro y sufrido.

- Mira, tengo que decirte una cosa muy importante.
Se me empiezan a dormir las manos.
- Dime, ¿te ha pasado algo?
- No exactamente...
La impermeabilidad de su corazón me tenía algo loca.
La constelación de sus lunares ya ni os cuento.

- Pues dime.
- Me he enamorado de otra persona.

Se hizo de noche en cuestión de segundos.
Pero lo entendía.
Era demasiado poco para ella.
Además, tuvo el valor de decírmelo a la cara.

- Pero... ¿Ha pasado algo?
- ...Sí. Que he dejado de quererte.
Una lágrima, apunto de salir de mi ojo derecho, se vuelve tímida cuando ve las suyas brotar.


- Si eso es lo que sientes, yo no puedo hacer otra cosa más que respetarlo.
Nunca nadie respeta en su pensamiento un apagón de luces.

Menos mal que no estábamos en feria.

- Pues así es, así que te deseo lo mejor. Suerte.

Se fue corriendo mientras arrancaba un diente de león de los que teníamos al lado.
Mi cara de poker me duró dos semanas.

Me duró hasta que me enteré de que ella falleció.
Estaba enferma.
No estaba enamorada de otra persona, hizo lo que tenía que hacer.
Alejarse para que no doliera tanto.

Dolió más.

Ahora, voy a recoger dientes de león de aquel parque.
Sé que no voy a encontrar a nadie como ella. Ni como yo misma.

Me tachaban de lesbiana y demoniaca.

Ahora me lamen la envidia de haber querido de verdad.
Y también lamerán el bote de pastillas que me acabo de tomar.

Me voy.
Para decirle que fue una estúpida. Que pudimos ser felices dos semanas más.
Esto es lo que se podría llamar un "sincericidio".
Me voy sintiendo lo más sincero que se puede sentir.


Me voy, soplando esta flor,
para que alguna jardinera un tanto estúpida
recoja cada pétalo
de
mi
corazón.






Lunas noches.





lunes, 20 de junio de 2016

Y, de nuevo, otra nueva historia de amor...

[ES SUMAMENTE NECESARIO PONER ESTA CANCIÓN PARA LA LECTURA DE MI PRÓXIMA ENTRADA. CONFÍO EN TI CASI TANTO, O MÁS, DE LO QUE TÚ CONFÍAS EN MI. https://www.youtube.com/watch?v=fnFWDWkZWao
MIL GRACIAS SI LA HAS PUESTO. ESPERO QUE NO DISFRUTES EN CASO CONTRARIO]

... esta vez, se trataba de un loro y una gata.
Vivían con una señora mayor, en un barrio de Madrid.
El piso no era muy grande, los muebles casi tan antiguos como la misma dueña y un olor a humedad que echaba para atrás.
Pero a ellos, no les importaba. Eran felices allí.
Juntos.

La dueña los mimaba todo lo mejor que sabía.
Había veces, que se olvidaba de todo lo que le rodeaba.
Entonces, la gata se sentaba en el regazo de su dueña, miraba a su amado loro, y ronroneaba.

- No sé de quién serán estos animales, lo que sí sé es que los quiero.- se decía en cada vaivén de su memoria.
Entonces, se ponía a llorar.

- Las lágrimas salen, pero también llenan.- pensaba la gata, mientras también lloraba.

El loro, preso en aquella jaula amarilla, solo podía mirar.

Y llorar con ellas, desde la lejanía de 3 míseros metros.

- Demasiado lejos. Voy a salir de aquí y quererlas desde cerca, que es como de verdad se quiere a la gente.

De repente, el loro comenzó a agitar la jaula, para intentar salir de allí.
La gata, pendiente de que la dueña no se despertara, sacó a relucir su bufido más amenazador.

- Bien, me quiere ayudar a salir de aquí, con su ayuda seguro que lo consigo.- pensó el loro, iluso de la suerte que le aguardaba.

Agitó la jaula más, y más, y más
y más fuerte.

La gata se abalanzó hacia la jaula y la tiró al sillón vacío que había a su lado.
Trató de abrir la jaula con sus zarpas, mientras que el loro seguía picoteando y moviendo violentamente sus alas.

Hasta que... "clack".
Se abrió.

Se abrió la jaula.
Se abrió el cuello del loro.
El negro de los ojos de la gata, se disipó mientras notaba en su colmillo izquierdo las plumas de colores de su amado.

Con delicadeza, lo soltó en el sillón, y le dijo:
- No tenías que haber intentado salir de la jaula.
- Pero, ¿y si lo que había fuera me hacía feliz?
- No te ha hecho feliz. Te tenías que haber quedado con la duda.
- Quedarte con la duda te vuelve imbécil. Además, ya tenía ganas...
El loro se debilitaba, las palabras no le salían de su delicado pico.
- Tenías ganas de qué, dímelo, por favor...- dijo la gata, llorando desconsolada.
- Tenía ganas... de que me hincaras el diente.

Se arrastró hasta el regazo de la gata, miró a su dueña, más dormida que de costumbre, y las últimas palabras retumbaron en la no-sonrisa de aquella gata durante el resto de su vida:

- Te he querido siendo preso. Te quiero siendo libre. Quiéreme como en tu vida.
Quiéreme
hasta en
mi
muerte.


















Lunas noches.

Y gracias. Por leerme, por escuchar esa canción, y por quererme.

sábado, 18 de junio de 2016

Otra loca historia de amor...

... esta vez de un león y una gacela.

Ella era delicada, casi se podía romper con solo mirarla.
Él, fuerte y con el pelo largo, la amaba como a nadie.

De hecho, cada vez que la miraba, se le caía la baba.

Una noche, el león le hizo "el bocado del tigre".
Se coló de fuerza y la mató.

Es algo normal.
Él, al fin y al cabo, era un león.

Había probado la sangre y, muy a su pesar, significaba el final.

O, ¿era el principio?

Gruñó. Nunca volvería a ser el mismo.






















Lunas noches.


lunes, 13 de junio de 2016

Sabes golpear.

Un ring nos espera.
Primero, sacamos nuestras manos.
Ganan las mías, siempre encima.
Pierden las tuyas, siempre frías.

Siguen nuestras lenguas,
toma ventaja la tuya, que consigue darle la vuelta a mis ojos.
Se repone la mía, con ayuda de las manos, que estiran tu pelo hacia atrás.

Vuelvo a ganar.
O eso creo.

Subimos al ring, nos lían las sábanas.
Acaban por el suelo.
Y, ocurre.

Eres la primera en estremecerse y en perder.
Perderse.

La petite mort la llaman.
Río.
Me he perdido.
He vencido.

Pero no solo a ti.
También a tus demonios.
Los he hecho míos.

Quieres revancha.
Yo dormir.
Te parece injusto.

Pues, ¿sabes qué?

Aún no
me has hecho

feliz.



Lunas noches.



domingo, 12 de junio de 2016

No m(t)e mires mal.

Cierra el pub en el que desbocamos nuestras miradas por la clavícula del otro.

No nos queremos ir, nos echan.
No saben lo que han hecho.

Reímos porque nos sentimos libres.
Como un pájaro que se deja domesticar por unos ojos preciosos.

Personalmente, tu libertad es algo que me pone cachondo.

No hay nada más excitante en una persona que su libertad.
Por eso río.
Por eso bailo.

Cuando la veo, tu "muchedad" está por encima de todo.

No dejes que ningún capullo te diga lo que puedes o no hacer.
Lo que te hace grande, tu esencia, eclipsa todo lo que te rodea.
Por eso eres así de inaccesible.


Todo esto es lo que le digo, mientras agarro tu pelo para apartar a un lado tu cabeza y darte un bocado en el cuello.
Muerdo la belleza.
Muero con presteza.

Ardo con exceso.
Imagina el sexo.

Y bueno, termina la noche como no podría ser de otra manera.
Despertando un sentimiento, una forma de morir nueva.

Te quiero dar un consejo:
Confía, como hago yo, ciegamente en todo lo que no se pueda medir.

Confía en ti, porque no hay medida que pueda abarcar tal visceralidad (buena, cabe destacar).

Quiérete mucho, quiérete mejor.
Que yo ya me encargo de lamerte las heridas que te haga(s)n.



Lunas noches.



martes, 7 de junio de 2016

¿Qué es escribir?

Acabo de enfrentarme a esta cuestión en medio de una conversación de What´sApp.
Hablábamos de compartir algo bonito, como es la escritura.
Pero claro, no caemos en que hay tantas cosas bonitas estigmatizadas.

Por ejemplo, el sexo sin censura.

Nos escondemos para hacer el amor, pero bien que hay peleas a plena luz del día.
Aceptamos el odio, escondemos lo mejor que hay en esta vida.
Querer a alguien.

Es ahí donde voy, escribir es querer, besar, volar.

Escribir es como un beso.

Le precede una mirada digna de pintura,
después, cerrar los ojos para que, ese nimio sentido, no atrofie lo que está a punto de pasar.
Llega el momento deseado, y los labios se juntan.
Se juntan muy poco a poco.
De una manera dulce.
Se parece mucho a la forma en la que escribo.
En la forma en que te toco sin que te des cuenta.

Se desea que esos tres segundos fueran eternos.

Y, para culminar, se despegan muy poco a poco los labios, estirándose la piel, como si no quisieran separarse,
para acabar en una mirada.
Una mirada que viene de lo eterno.
Echando de menos esa sensación.

Te imagino besando, como te imagino escribiendo.
Lento, con el alma.
Con un apretón leve de manos o de cuello.

Seguro que cuando besas, das un par de besos más cortos al final, a modo de firma.
Seguro que cuando escribes, das un par de miradas, para que no te de la prisa.

Y es que, muy a nuestro pesar, estamos para morirnos treinta veces.

Treinta veces de la risa.



Lunas noches.



lunes, 6 de junio de 2016

Lo que nunca te dije.

Después de 8 horas en la fábrica, llegué rendido a casa.
Estaba oscura, como siempre.
Demasiado tarde para que ella esté despierta.
Demasiado tarde para llegar a un hogar.

Pero claro, lo primordial es mantenerse.
Nos enseñan a conformarnos con vivir.
Nada de volver a casa con tiempo de querer a tu familia.
Nada, eso son lujos.

Al entrar al salón, un escalofrío recorrió la casa.
Y mi cuerpo.
De arriba a abajo.

Caminé hacia la cocina.
Allí estaba, en la mesa.
Una nota

Decía.
Porque ahora mi alma calla.
Decía.
Aquella nota:

"Me voy para encontrar aquello que nunca te dije."

Lo que no sabía era,
que lo que nunca me dijo,
era que se quería ir.

Que se quería ir lejos, donde nadie la viera.
Incluyéndome
a
mí.



Lunas noches.

domingo, 5 de junio de 2016

¿En qué se parece...

... un cuervo y un escritorio?
... una princesa y un dragón?
... tu piel a un tanatorio?
... lo que te gusta el sexo y un ratón?


... una habitación oscura y tu corazón?
... una cabaña de hombres muertos y un reloj?
... mis pulsaciones y una cama deshecha?
... los lunares de tu espalda y las constelaciones?


Son preguntas sin respuesta.
Ya que tú,
como de costumbre,
no
contestas.


Lunas noches.

jueves, 2 de junio de 2016

La solución.

El problema de querer a tu lado a una persona normal
es
no
buscarla.

La solución sería
cambiar de gustos.

Sería mucho más fácil

encontrarla.



Lunas noches.