sábado, 25 de marzo de 2017

La última vez.

Me imagino en el norte de Inglaterra.

Me imagino en una barca,
en mitad del mar.

Sin sentir nada malo.
Ni tampoco nada bueno.

Creyéndome en el derecho de elegir cómo morir,
cómo vivir,
cómo existir.

Me imagino de la mano de una chica con el pelo azul,
con los ojos amarillos
y las piernas moradas.

Moradas de la cantidad de mordiscos que le ha dado algún desalmado.

Me imagino exactamente así,
sin alma.

Sin esos 27 gramos que nos diferencian de los monstruos.

Me imagino cerrando los ojos,
recibiendo lo que me ofrece aquella tierra.

Diciéndote y diciéndome un par de cosas.

Pudiste besarme y escogiste la magia.
Mis demonios son mis mejores amigos.
Alejarme sin ti se convierte en querer volver.
Me acojonan tus ojos de mar.

Me acojonan las últimas veces.
Me acojona que puedan serlo de verdad.

La última vez que me dijiste en voz baja “dime algo”, me quedé callado.
La última vez que me dijiste en voz baja “pregúntame lo que quieras”, pedí una respuesta.
La última vez que me dijiste en voz baja “dame un beso”, quise que desapareciera la magia y no sabía lo que decía.
La última vez que me dijiste en voz baja “pide un deseo”, me arrodillé, porque mis deseos son una súplica.
La última vez que me dijiste en voz baja “pide lo que quieras”, pedí que esa fuera la última vez.
La última vez que me dijiste en voz baja “sueña bonito”, pensé en una estrella quieta, en una estrella muerta.
La última vez que me dijiste en voz baja “pide un funeral” yo pedí tu clavícula
 y me aferré con fuerza.

Aquí me imagino, en mi tierra.
Aquí te bebo
mientras la lluvia
me besa la vergüenza.

Aquí termino.
Y recuerda que
si me matas,
que no sea
de
tristeza.











Lunas noches.

martes, 21 de marzo de 2017

Desorden.

Soy un chico un tanto desordenado.
Me ordeno en mi desorden, podría decir, pero en realidad no sé ordenarme.

No sé mandarme nada que no me apetezca.
Órdenes las de mi piel cuando toca la tuya.
Me dice que te toque más, que sea todo largo
extenso,
eterno.

Hay detalles a concretar de todo lo que nos va a pasar.
Pero, por ahora, me voy a callar.

Voy a callar todas las voces que me dicen que va a doler,
que va a estallar,
que va a matar.

Desorden de sentimientos el primer fin de semana en Algeciras.
Desorden de pensamientos cuando ordeno mis heridas.

Me he vuelto a enamorar.
Estoy jodido.
Me he vuelto a enamorar pero no como las anteriores veces.

Bueno, ninguna vez ha sido igual.

Me he vuelto a enamorar
y, la verdad, las malas consecuencias me dan bastante igual.

Me he vuelto a ordenar,
a tratar todos y cada uno de mis defectos,
de mis virtudes.

Estoy deseando de que te desnudes delante de mi,
delante de ti,
jugando a ser todo boca,
todo labios,
dientes que chocan.

Me he vuelto a enganchar a unas gafas,
a una clavícula,
a su lunar.

Que si esto va a ser un desastre, con gusto pago.
Que si puedo elegir, elijo estar a tu lado.

He vuelto a recordar todo lo que me hacía estar vivo,
lo que me sale del pecho,
llorar.
Razonar,
que para esto no hay remedio
ni lo quiero.

Voy a acurrucarme en tu cuello
y dejarme
enredar
por
tu
pelo.












Lunas noches. Feliz día de la poesía. Feliz día a mi rubia preferida.

lunes, 20 de marzo de 2017

Vuelos.

Estaba tan tranquilo, oteando el paisaje, cara a la Alhambra y a Granada, cuando se acercó.

- Perdona, ¿tienes hora?
Tenía ganas de besarle.
- Sí, las siete.
- ¡Gracias!
Aquello que sentí no hacía gracia.
La cosa se puso seria.

Ahora que le pienso más y me lo pienso menos, habría hecho que hablara en aquel momento.
Lo hice.
Mientras aún había algo de luz sobre mis hombros.

- ¡Espera!
Se volvió con cara de saber que iba a hablarle.
- Dime.- Dijo con un sonrisa de oreja a oreja.
- Nada.
- ...¿Nada? ¿Cómo que nada?
- Sí. Nada. Solo quería verte de nuevo antes de no volver a verte jamás.
- Pero... ¿y eso?
- Pues no voy a volver a verte jamás porque no pienso dejar de mirarte.

Algo se quemó en aquel momento dentro de su pecho.

Comprendí que eso debería habérselo dicho alguien a esas alturas.
Pero no.

Solté a la bestia.
Saltó del muro y emprendió todos mis vuelos.

Se soltó su venda
para poder ver
todos
y cada uno
de
sus
deseos.













Lunas noches.

miércoles, 15 de marzo de 2017

Mañana es primavera.

Hoy me voy a dormir muy feliz.
Esa es la palabra.
Feliz.

Estoy y estaré feliz porque mañana viene ella.
Viene la primavera,
vienen las ganas de estar bien,
las ganas de dormir mal.

Mañana morderé demasiada piel,
quitaré ropa
que no sé si existirá.

Voy a salir con mi cara oscura,
la veré llegar con su sonrisa tímida,
mis piernas serán adrenalina
y correré hasta que no haya cordura.

Voy a traerte a casa cargada en mis hombros,
en mi cuerpo.
Aquel que te echa de menos.

Que tardes en irte,
que no me gustan los inviernos.

Mejor quédate colgada en mi espalda
para que no haya

necesidad

de

vernos.












Lunas noches.

viernes, 10 de marzo de 2017

Clavícula desnutrida.

Me noto más cansado,
más viejo,
más pellejo,
más ladrado.

Por un perro que ya no quiere su hueso,
que va ganando peso por no querer salir corriendo.

Me noto la clavícula más desnutrida,
como si quisiera no cerrar la herida que me hiciste.
Y todo por no reírte el chiste.

El chiste que te hizo ser quien eres,
ser así de pura
y no pensar en lo que debes.

Desnutrí las palabras que me salían cuando hablaba de ti,
ya que todo lo que escribí es para ti,
pensando en ti,
relamiendo los besos que te di,

cualquier adjetivo que termine en ti.

Somos una sorpresa en la vida del otro,
nos conocimos en un momento complicado de nuestras vidas,
pero parece ser que encontramos oro.

Espero ser pasajero con solo billete de ida.

Seamos lo que seamos, me parece pluscuamperfecto.
Somos una especie que murió hace tiempo,

por eso es natural

querer

querernos.









Lunas noches.

sábado, 4 de marzo de 2017

Sonrío por gusto a la mirada ajena.

Prometo que nunca, y también que siempre.
Juro imposibles cargados de ganas. 
Pierdo por el simple gusto de verte ganar a ti. 
Fumo, porque la vida nos maltrata lo suficiente como para no querer recortarla un poco. 
Bebo para ahogarme entre sirenas desnudas y contarle a ellas todas mis líneas.

Escribo lo que "nunca" te diría mirándote a los ojos.

Me quedo sin ropa por el mero placer de cubrirme de nada y sentir la ausencia de léxico que nos falta.
Cuando el frío no me alcanza tan adentro y quiero decirte que te quiero,
pero no como todos te han dicho que te quieren, si no de otro modo.

Me alejo para verte ausente y sentir la falta de lluvia sobre los hombros. 

Camino hacia ningún lugar sabiendo que no podría perderme mientras me agarre de la mano y crea que es la tuya. 
Soy el tonto que quiere verte ser feliz,
y afirmar que la vida son esos pedacitos de esperanza que ganamos con cada abrazo o con uno de esos besos.
Justo en la comisura izquierda de tu boca.
He sangrado de versos, corazón, manos y rodillas sin dejar de amar el intento en vano. 
Soy la nada, el nadie, ningún lugar.

Ahora dime, ¿De cuántos miedos más me tengo que despojar para que me re-conozcas? 

He creado de tu ombligo trinchera para morir en silencio, ya no lato a toda voz ni quiero salir corriendo.
Nadie me explicó lo que era el miedo.

Tienes el tiempo entre los dedos, dispara cuando quieras, a mí ya no me queda nada más que sacarme y así, desnudo de principios...
te regalo todos mis finales. 

Siempre se te ha dado bien ponerme los pelos de punta con los textos de tu libreta.
Ahora me toca a mí.

Deja que bese despacio
cada pedacito

de

ti.















Lunas noches.

jueves, 2 de marzo de 2017

Corto.

Me atrae lo anormal, lo que no entiendo.

Me atraen los truenos que tienes por ojos,
los labios mal pintados por unos dedos sin pulso milimétrico.

Como puedes leer, me atraen las tormentas,
aquellas que suceden cuando tú abres tus piernas.

Cuando te abres en canal y esperas el impacto.

Cuando trago saliva
al ver cómo,
sin quererlo,
o sin quererte,
me parto.

Me parto en mil pedazos del vértigo,
el mismo que me aprieta,
el mismo que quiere estar contigo
y no va a parar hasta hacer mella.

Hacer grieta,
hacer que grites.
De dolor querido,
de amor no permitido.

Me voy, que se me quema
el
latido.

Problema 0.

Tengo un problema.

Es relativo, obviamente, pero tengo un problema en concreto que... no me deja dormir.

Vivo con lo que la gente considera un monstruo.
Es una chica con un pelo precioso, un cuerpo que me hace babear y una cara con mucha guapura.

Hasta aquí, bien.
El problema son sus ojos.

No tiene dos. Ni tres.
Ni cuatro, ni cinco.
Ni diez, ni veinticinco.

Tiene más. Muchos más.

La paz invade la habitación cuando los tiene cerrados.
Todo va demasiado bien.

Pero ay... cuando los abre... porque los abre y bien.

Imagina el sonido de tantísimos ojos parpadeando, tantísimos ojos pendientes de mi.
De lo que hago.
De lo que callo.

Son ojos azules, negros, violetas, pequeños, grandes.
Son muchísimo(s).

Mi problema es la presión a la que me somete.
Me dicen: "me da miedo perderte."

Pues yo, sintiéndolo mucho, te digo
que me muero
por
verte.

¿O era por beberte?

No tengo ni idea.

Lo que sí sé al 100% es que tiene ojos que balan.
Que ladran, que matan.

Ojos sin lana que los abrigue en las noches en las que tiene invierno entre sus piernas.

Me dispongo a sincerarme cuando miro tus ojos de gata.
Y eso,

me
puto
encanta.


Mi pequeña Nínfula.

Permítame ponerme serio.
¿Me lo permite?

Si la respuesta es no, deje de leer.

Si la respuesta es sí,
disfrute mucho
y
bien.



Cuando te vi, lo supe.

Hacerlo contigo iba a ser puro verano.
Genialidad.

Mordiscos y visceralidad.


Lo que no me esperaba es que me gustara tanto.

No vengo a regalarle la vista, no tengo necesidad alguna.
Antes de, yo ya había vivido veranos.
Genialidades.
Mordiscos y visceralidades.

Pero lo que no he vivido es la obsesión con su verano,
que, cuando haga falta, mando al cuerno tu invierno.

No sé qué me ha hecho, pero no es nada bueno.
Al menos, no a corto plazo, donde estamos lejos.
Donde la distancia se vuelve veneno.

Tengo que citar a un grande, Andrés Suarez:
"Si tú no ves a una persona y no se enamora como tú de ella, sal de ahí."

Hace no mucho, estaba muy de acuerdo.
Hoy por hoy, no puedo estar más en desacuerdo.

No se quiere a primera vista, eso sería un completo desastre.
No se puede pretender ser la misma prioridad en la vida de otra persona que acabas de conocer, como ella lo es en la tuya.
No se puede segregar de esa manera tan drástica a una persona que puede ser lo más grande.
No se puede atar a nadie. Nunca.

Vaya, yo que quería ponerme serio, y acabo hablando del amor.
Supongo que pensarte en demasía es lo que tiene.
Que me quiera acercar a tu pelo,
a tus ojos, a tu cuerpo,
hasta que todo se queme.


Cómo se te ha podido pasar por ese palacio que tienes por cabeza que se me había olvidado que vienes el 17.
Con las ganas
que tengo

de

beberte.

Y de verte,
pero desde aquí   ↓        ↓        ↓        ↓        ↓        ↓        ↓        ↓        ↓        ↓        ↓












Lunas noches. L.