"Sigo intentando ser todo lo que mereces, sin comprender por qué te fijaste en esta cabeza, que es de todo, menos decente."
Cuando se vive, se siente.
Uno puede apretarse contra el pecho todo aquello que lo hace vibrar.
Eso he hecho yo con tu frase.
Hoy no vengo a rimar,
vengo a dejarme llevar, a verte bailar.
Ojalá.
Vengo a "hablar" de las necesidades que rondan mi cabeza.
Está feo decir que necesitas algo o alguien.
La dependencia crea verdaderos desastres.
Pero vengo también a matizar que, aunque normalmente no se entienda, las necesidades forman parte importante de lo que uno es.
Yo necesito de la siguiente manera:
puedo andar descalzo.
Cada paso que de, seguramente me haga daño.
Corro cierto peligro y voy tremendamente incómodo.
Necesito unos zapatos.
No son vitales, no son mi mitad.
Piensa que, cuando se busca una mitad que complete. y llegue a pasar eso, se corre el tremendo riesgo de que, si eso no funciona, queden dos mitades.
Hay que ser una parte entera.
Pero claro, con zapatos se anda mejor.
A eso me refiero con necesidad.
Es algo que puedes no tener, pero que al tenerlo te hace la vida mucho más fácil.
Necesito un buen descanso de todo lo que rodea Granada,
para que cuando esté fuera,
necesite volver.
Y lo mejor es que será para morder.
Necesito hablar contigo y dejar claro lo que necesitamos.
Que esto puede pasar de castaño a oscuro, casi tanto como una madrugá,
si es que no lo está haciendo ya.
Necesito un concierto acústico en una sala acondicionada para que nos apretemos mucho.
Necesito que me beses y tiemblen todo tipo de muros.
Necesito desabrochar botones sin usar las manos.
Necesito ver lo que desprenden los hilos de tu mirada.
Y, por ahora,
lo que más necesito es mirarte a los ojos,
pensar en algo no tan puro,
y decirte:
mataré todos y cada uno
de
tus
monstruos.
Lunas noches.
sábado, 28 de enero de 2017
martes, 24 de enero de 2017
Pánico práctico a lo tóxico.
"Vete ya de aquí."
Eso le dije a mi cara larga,
a mis enfados,
a mi almohada cuando no te ve dormir.
Verte no, pero olerte... demasiado.
Huele a mordiscos,
a lametones,
a tendones.
Huele a cada trozo de piel que se puso a sudar a borbotones.
Huele a tu miedo de volar lejos de la nave,
a cuando me mira y se pone seria,
que parece que ha visto algo grave,
ahí es cuando más aprieta.
Ha visto un incendio, una mala idea o...
el color de mi alma abocada al suicidio más absoluto,
en la esquina izquierda de su clavícula.
Siendo sinceros, es un buen lugar donde morir,
donde producir dolor,
y desear que me aprieten tus piernas.
Son lo mejor para quitar el sudor.
Provocarlo mejor.
A estas alturas, es normal el vértigo,
ver la litro medio llena y medio vacía,
tratar de calmar todo tu frío,
oír tu risa al decirte tonterías.
Ahora que pienso más y me lo pienso menos,
quiero verte el culo cerca de la puerta,
pedirte que cierres por dentro,
y decirte:
"ven, que te voy a dejar un poco loca,
traerte un bol al desayuno lleno
con las trucos que sabe hacer mi boca,
que ya no me contengo las ganas,
y, créeme,
no
son
pocas."
Lunas noches.
Eso le dije a mi cara larga,
a mis enfados,
a mi almohada cuando no te ve dormir.
Verte no, pero olerte... demasiado.
Huele a mordiscos,
a lametones,
a tendones.
Huele a cada trozo de piel que se puso a sudar a borbotones.
Huele a tu miedo de volar lejos de la nave,
a cuando me mira y se pone seria,
que parece que ha visto algo grave,
ahí es cuando más aprieta.
Ha visto un incendio, una mala idea o...
el color de mi alma abocada al suicidio más absoluto,
en la esquina izquierda de su clavícula.
Siendo sinceros, es un buen lugar donde morir,
donde producir dolor,
y desear que me aprieten tus piernas.
Son lo mejor para quitar el sudor.
Provocarlo mejor.
A estas alturas, es normal el vértigo,
ver la litro medio llena y medio vacía,
tratar de calmar todo tu frío,
oír tu risa al decirte tonterías.
Ahora que pienso más y me lo pienso menos,
quiero verte el culo cerca de la puerta,
pedirte que cierres por dentro,
y decirte:
"ven, que te voy a dejar un poco loca,
traerte un bol al desayuno lleno
con las trucos que sabe hacer mi boca,
que ya no me contengo las ganas,
y, créeme,
no
son
pocas."
Lunas noches.
miércoles, 18 de enero de 2017
Viajes.
Quiero viajar.
A la parte izquierda de tu cerebro,
celebrar una fiesta de iridiscencia,
y lamer.
Bajar por el camino de tu risa
y perderme en cada mechón rubio de tu alma.
Te miro mientras escribo,
mientras escucho la canción que me pasas,
mientras muteo mi micrófono,
para que no escuches las placas
de mi pecho moverse.
Salgo de tu cuerpo, aparezco en un teatro.
Toca cantar, preparar.
Proponerte más de un trato.
Tus manos por mis labios,
mis tatuajes por tu moño,
tus escamas por tenerme atado.
El hueso de tu cadera por este otoño.
Se me caen las ganas en el hueco de tu clavícula,
tus lágrimas en cada una de las autopistas
por las que circulan todo tipo de granizo.
Que no se acabe esta película,
la que deja clara de qué pasta
está hecho
nuestro
destino.
Lunas noches. Feliz 19 de enero.
A la parte izquierda de tu cerebro,
celebrar una fiesta de iridiscencia,
y lamer.
Bajar por el camino de tu risa
y perderme en cada mechón rubio de tu alma.
Te miro mientras escribo,
mientras escucho la canción que me pasas,
mientras muteo mi micrófono,
para que no escuches las placas
de mi pecho moverse.
Salgo de tu cuerpo, aparezco en un teatro.
Toca cantar, preparar.
Proponerte más de un trato.
Tus manos por mis labios,
mis tatuajes por tu moño,
tus escamas por tenerme atado.
El hueso de tu cadera por este otoño.
Se me caen las ganas en el hueco de tu clavícula,
tus lágrimas en cada una de las autopistas
por las que circulan todo tipo de granizo.
Que no se acabe esta película,
la que deja clara de qué pasta
está hecho
nuestro
destino.
Lunas noches. Feliz 19 de enero.
domingo, 15 de enero de 2017
Medicina tradicional.
Se propuso practicar cirugía con ella.
Empezó por la clavícula,
siguió con el corazón.
Para qué lo quería.
Prosiguió con su antebrazo,
hasta la muñeca.
Se fijó en que no tenía lunares,
sino pecas.
Y sin anestesia, ya tardó en darse cuenta.
Se lo estaba haciendo a él mismo.
Ella, perpleja, le preguntó si estaba bien.
Él, desangrado, le dijo que le diera un papel.
Escribió su epitafio, y murió.
Llorando, se dispuso a leerlo.
En el ponía:
"Quería partirte en cachos,
cuando lo único que necesitaba era masticarlo.
Quería quererte a ratos,
cuando no paraba de practicarlo.
Quería que no tuvieras prisa,
y acabe sin darte la mejor parte
de
mi
vida."
Rompió el papel y se fue lejos.
Se enamoró de nuevo.
Ya no necesitó la operación.
Nunca más volvería
a ser canción.
Y así siguió sin solución a su caso.
Pero siempre
necesitada
de un
buen
abrazo.
Lunas noches.
Empezó por la clavícula,
siguió con el corazón.
Para qué lo quería.
Prosiguió con su antebrazo,
hasta la muñeca.
Se fijó en que no tenía lunares,
sino pecas.
Y sin anestesia, ya tardó en darse cuenta.
Se lo estaba haciendo a él mismo.
Ella, perpleja, le preguntó si estaba bien.
Él, desangrado, le dijo que le diera un papel.
Escribió su epitafio, y murió.
Llorando, se dispuso a leerlo.
En el ponía:
"Quería partirte en cachos,
cuando lo único que necesitaba era masticarlo.
Quería quererte a ratos,
cuando no paraba de practicarlo.
Quería que no tuvieras prisa,
y acabe sin darte la mejor parte
de
mi
vida."
Rompió el papel y se fue lejos.
Se enamoró de nuevo.
Ya no necesitó la operación.
Nunca más volvería
a ser canción.
Y así siguió sin solución a su caso.
Pero siempre
necesitada
de un
buen
abrazo.
Lunas noches.
miércoles, 11 de enero de 2017
Gifs.
Si a los buenos momentos se le hiciera algo tan sumamente horrible como enjaularlos, lo suyo sería un gif.
Nada de un vídeo,
nada de un recuerdo reversible el cuál puedas volver a vivir una y otra y otra vez.
Eso sí que sería realmente horrible.
No avanzaríamos.
Y un gif permite exactamente eso.
Disfrutar en bucle de un momento ya pasado, con la ventaja de no enganchar.
Al menos, no mucho.
Esto viene a cuento de los que me manda.
Estoy seguro de que esto lo sabe, lo hace a posta, pero bueno.
Creo que sigue un patrón.
Seguro que conscientemente, pero si es de manera inconsciente...
Sería más maravilloso aún.
Juega con el adorno que decida ponerle, empieza con el azúcar.
Después cierra los ojos.
A ver si así se acuerda del resto de la receta.
No le hace falta mucho para seguir cocinando.
Lleva sus ojos a otro punto.
El mío, al de ebullición.
Saca la lengua lo justo para que no amargue.
Finalmente, guiña un ojo a modo de guinda.
De toque final.
Bueno, he de decir que, sintiéndolo mucho,
me quedo siempre con hambre,
que no basta con endulzarte,
que por más que lo piense,
me gustas tanto
porque eres
puro
arte.
Lunas noches.
Nada de un vídeo,
nada de un recuerdo reversible el cuál puedas volver a vivir una y otra y otra vez.
Eso sí que sería realmente horrible.
No avanzaríamos.
Y un gif permite exactamente eso.
Disfrutar en bucle de un momento ya pasado, con la ventaja de no enganchar.
Al menos, no mucho.
Esto viene a cuento de los que me manda.
Estoy seguro de que esto lo sabe, lo hace a posta, pero bueno.
Creo que sigue un patrón.
Seguro que conscientemente, pero si es de manera inconsciente...
Sería más maravilloso aún.
Juega con el adorno que decida ponerle, empieza con el azúcar.
Después cierra los ojos.
A ver si así se acuerda del resto de la receta.
No le hace falta mucho para seguir cocinando.
Lleva sus ojos a otro punto.
El mío, al de ebullición.
Saca la lengua lo justo para que no amargue.
Finalmente, guiña un ojo a modo de guinda.
De toque final.
Bueno, he de decir que, sintiéndolo mucho,
me quedo siempre con hambre,
que no basta con endulzarte,
que por más que lo piense,
me gustas tanto
porque eres
puro
arte.
Lunas noches.
lunes, 9 de enero de 2017
Botón.
Era la primera vez que te veía con camisa.
Estabas guapísima.
Qué digo estabas.
Eres.
Como la canción de Supersubmarina.
Pero ese es otro tema.
Era de cuadros,
rojos y negros.
Te quedaba demasiado bien.
Te la quitaba sin tocar la piel.
Cada botón era un desafío.
Yo, tratando de ser sutil.
Tú, tratando de no morir.
Pobre de ti.
Pobre de mi.
Me pregunto si te reirás de mis pensamientos,
me dijiste que sí.
Susurraste: "dame un beso."
Para mi sorpresa, me quedé preso.
Preso de tu pelo,
de tus ojos claros,
de tu cuello,
y, en tu cintura, paro.
Paro, y lamo.
Palpo cada centímetro de tu piel.
Extrañada, al ver unas manos que le tratan como se merece.
Cuento los mordiscos que te debo y
me salen un montón.
Cada vez que te cabrees,
espero estar ahí
para apretar
el
bo
tón.
Lunas noches. 10.
Estabas guapísima.
Qué digo estabas.
Eres.
Como la canción de Supersubmarina.
Pero ese es otro tema.
Era de cuadros,
rojos y negros.
Te quedaba demasiado bien.
Te la quitaba sin tocar la piel.
Cada botón era un desafío.
Yo, tratando de ser sutil.
Tú, tratando de no morir.
Pobre de ti.
Pobre de mi.
Me pregunto si te reirás de mis pensamientos,
me dijiste que sí.
Susurraste: "dame un beso."
Para mi sorpresa, me quedé preso.
Preso de tu pelo,
de tus ojos claros,
de tu cuello,
y, en tu cintura, paro.
Paro, y lamo.
Palpo cada centímetro de tu piel.
Extrañada, al ver unas manos que le tratan como se merece.
Cuento los mordiscos que te debo y
me salen un montón.
Cada vez que te cabrees,
espero estar ahí
para apretar
el
bo
tón.
Lunas noches. 10.
domingo, 8 de enero de 2017
Feliz año nuevo.
Hola de nuevo.
Sé que me has echado un poco de menos.
No te he tenido desatendido por nada, que conste todo.
Te he desatendido porque me he atendido más que nunca.
He hecho cada cosa que me ha apetecido.
Miento.
Devorarte hubiera sido pluscuamperfecto.
Y, bueno, aquí me hallo.
Me vuelves a dejar Granada para mi.
Que estas semanas sean como un rayo,
que ese pelo tuyo deje de ser gris.
El 19 se presenta lleno de color.
Lleno de caricias,
de mordiscos,
de dolor.
De dudas... desnuda(s).
En otro orden de cosas, me encantó el nudo que se te iba haciendo en mi mano la última tarde que estuve allí.
Te dije que no me recordaste a nadie que me haya hecho daño pero... la cosa empeora.
Me estas recordando a ninguna persona con la que haya estado tan bien.
Asusta.
Y claro, pienso,
y me digo
cállate
y
dis
fru
ta.
Lunas y frías noches.
Sé que me has echado un poco de menos.
No te he tenido desatendido por nada, que conste todo.
Te he desatendido porque me he atendido más que nunca.
He hecho cada cosa que me ha apetecido.
Miento.
Devorarte hubiera sido pluscuamperfecto.
Y, bueno, aquí me hallo.
Me vuelves a dejar Granada para mi.
Que estas semanas sean como un rayo,
que ese pelo tuyo deje de ser gris.
El 19 se presenta lleno de color.
Lleno de caricias,
de mordiscos,
de dolor.
De dudas... desnuda(s).
En otro orden de cosas, me encantó el nudo que se te iba haciendo en mi mano la última tarde que estuve allí.
Te dije que no me recordaste a nadie que me haya hecho daño pero... la cosa empeora.
Me estas recordando a ninguna persona con la que haya estado tan bien.
Asusta.
Y claro, pienso,
y me digo
cállate
y
dis
fru
ta.
Lunas y frías noches.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)