Ahí estaba el escritor,
pensando en lo imposible,
para crear algo
que al oído le silbe.
Le silbe y le chive,
que estabas detrás suya.
Más concretamente
en ese lunar nuevo.
Y, en ese momento,
te vio.
Te tocó y escribió:
El amor no mata, pero te deja jodida la mano, el corazón, la razón, el alma.
He tocado lo más áspero del mundo.
Y debo decir que me encanta.
Nota (añadió):
La próxima vez que toque su piel, usaré guantes. No es plan de que se lleve también mis manos.
Lunas noches.
Pd: recuerda preguntarle por las curvas.
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