miércoles, 21 de agosto de 2019

¿Cuándo reina el gris?

Dos hermanos, peleados por un trono.
Uno lo quería para hacer la guerra.
El otro, para hacer el amor.

Ambos con la enemiga.

Yo, consejero, (bastante irónico), les digo:
"Podríamos llegar a un acuerdo. Una corregencia haría de este reino algo grande".

"¿Entre quién? Dos hombres no pueden reinar, ni aunque fueran hermanos."- Dijo el de la guerra.

"Bueno, la mujer de su hermano seguro y estaría dispuesta a reinar junto a usted, mi señor".- Dije sin estar muy seguro.
Miro al del amor. Su cara me tranquiliza pero me preocupa.

Triste, pero sonriendo.
Esa expresión quedaría en mi cabeza hasta que se desprendiera de mis hombros por alguna hoja justiciera.

"¡De acuerdo!".- Exclamó el de la guerra- "Habrá corregencia, pero también habrá guerra y amor con nuestra enemiga".

"En eso consiste quererse...".- Pensé para mí.

Roto, pero sonriendo. Ese era mi estado después del pacto.





A los años, tuve un hijo, que, con todas mis ganas, tutoricé para que fuera mejor consejero de lo que yo hubiera podido soñar haber sido.

"Quiéranse, simplemente".- Fueron las primeras y últimas palabras de mi hijo como nuevo consejero.

No debió hablarle así al amor. Ni a la guerra.
No es tan fácil.
De hecho,

es tan


tan




complicado.
















Lunas noches.

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