sábado, 5 de julio de 2014

Diario de una Volátil. || VOL. IV

Y la noche tiene un gran defecto, puede prometer la misma luna pero que luego cumpla sus promesas...
Esa mirada oscura se apagó.
O se sumergió.
Se había enamorado de un pez y no se había percatado hasta que le faltó el aire.
La noche es puta.
La resaca del día siguiente es un trozo de lo que se merecían.
Su mayor deseo era desaparecer como un gato burlón y borrar las partes de su cuerpo que no quería utilizar o simplemente soportar.
La mala noticia, que esa habilidad llevaba tiempo.
La buena, porque curiosamente, con algo malo, viene algo bueno, que llegaste tú.
Llegó el aire.
Llegó la calma.
Pero esta se dejó para luego, ahora es tiempo de tornados y tempestades que se curan a base de mordiscos y arañazos.
Que se apaguen las luces.
Que se apague el mundo.
Que se apague la Luna.
Pero no tu sonrisa.
No voy a dejar que eso pase, y el remedio es sonreír cuando tú no puedas hacerlo y acercartela lo máximo que se pueda, para ver si se le pega algo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario