Y allí estábamos, en una mesa de un bareto de Madrid,
cuando algo vibró.
¿Es mi móvil?
Pensaste, mientras echabas mano a tu bolsillo.
Callé. Recé.
Era mi corazón.
Así me fue.
Debí activar el modo avión.
Lunas noches, L.
No hay comentarios:
Publicar un comentario