Otra vez, me dejas Granada para mi.
Ha sido una mañana rara. He dormido hasta las 11, 11 tus lunares.
Tengo aún el sabor de todos tus besos de fin de semana, y no se van ni con pasta de dientes.
He soñado contigo y al despertar no estabas a mi lado para abrir los ojos al notar que te miraba.
Ni haciendome sonreir sin ser siquiera consciente de que estás aquí.
Quiero verte. Sí, otra vez. Una y otra vez, para ser sincero.
Abrazarte.
Perderme.
Perdernos.
Ojalá todos los días de mi vida. Aunque tú me quieras besar, y yo quiera morderte.
Malditos hoyuelos tuyos.
Malditas paletas de conejo. De liebre. De libre. De libro.
Maldito pelo largo como una noche sin ti.
Malditos ojos tan grandes como lunas, joder, que te necesito, a quién voy a engañar.
A nadie. No quiero. No debo. No bebo.
No quiero no estar a tu lado.
Me voy ya, a buscar castañas. Nada que ver con perderme un rato para no pensar tanto en ti.
Entiendeme.
Me duele la piel de echarte de menos. Y solo han sido horas sin ti.
Te quiero mucho.
martes, 25 de noviembre de 2014
lunes, 3 de noviembre de 2014
Declaración de horror.
Noche oscura. Tan oscura que solo la luz del monitor alumbra.
Noche como hace mucho tiempo, sin gafas, con ganas y solo.
Tres factores que, por suerte, sí que alteran el producto.
Son las 3:37 de la mañana y se me caen los párpados.
No pienso agacharme a recogerlos.
Abriendome la cabeza, arrestando todo impedimento, permitiendome usar todos los sentimientos en mi contra.
Mis ojos. Ojos claros, ojos grandes, ojos chicos, ojos negros.
Espero que cualquier día no revienten, porque no estarás para verlo.
Voy a decorar este silencio.
Se ha vestido demasiado serio. Negro.
¿No te asusta que no pueda soportarlo?
-le dijo el rascacielos al viento.
Ya está todo dicho, pero seguimos sin entenderlo.
Que te echo de menos, coño.
Que te echo de menos.
Y el miedo de no poder soltarte la proxima vez que te vea, es lo que más temo.
Buenas. Noches.
Noche como hace mucho tiempo, sin gafas, con ganas y solo.
Tres factores que, por suerte, sí que alteran el producto.
Son las 3:37 de la mañana y se me caen los párpados.
No pienso agacharme a recogerlos.
Abriendome la cabeza, arrestando todo impedimento, permitiendome usar todos los sentimientos en mi contra.
Mis ojos. Ojos claros, ojos grandes, ojos chicos, ojos negros.
Espero que cualquier día no revienten, porque no estarás para verlo.
Voy a decorar este silencio.
Se ha vestido demasiado serio. Negro.
¿No te asusta que no pueda soportarlo?
-le dijo el rascacielos al viento.
Ya está todo dicho, pero seguimos sin entenderlo.
Que te echo de menos, coño.
Que te echo de menos.
Y el miedo de no poder soltarte la proxima vez que te vea, es lo que más temo.
Buenas. Noches.
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